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Aíto, entre Manel Comas y Rubén Magnano

En Murcia dijo adiós Manel Comas por hablar demasiado y tuvo su oportunidad en Sevilla el gallego Moncho López. La interinidad del ex seleccionador era evidente al no llegar resultados positivos y al final de la fase regular se decidió prescindir de sus servicios.

¿Qué pasaría ahora? Dudas y más dudas. En primer lugar, porque el club había quedado sin director general tras la destitución de Sergio Parra. Había dos vacantes en el banquillo y en los despachos. Estaban al mando el presidente Ollero y los consejeros Montequi y Aguilar. Ellos hicieron las gestiones oportunas, pero antes de cerrar el trato con Oriol Humet como sustituto de Parra, hablaron con todos los candidatos. Quisieron echar el lazo al más reconocido de los técnicos españoles que siguen en ejercicio: Alejandro García Reneses, Aíto para todos. El madrileño se dejó querer y sus apoderados escucharon las propuestas procedentes de Sevilla; incluso el triunvirato sevillano se personó en Madrid para tratar tan trascendental asunto con los agentes del vigente campeón de la Copa del Rey.

Nunca se sabrá a ciencia cierta si como estrategia para negociar con Villacampa, presidente del Joventut, o verdaderamente por interés para venir a Andalucía, el madrileño accedió a que le hablaran del proyecto que se preparaba en Sevilla. La apuesta de Ollero, Montequi y Aguilar salió cruz, pero ellos pretendían contar con el mejor entrenador patrio para la primera aventura de Cajasol. Aíto dio las gracias y se quedó en Badalona, asegurándose de que Rudy seguiría a sus órdenes. Con las premisas de que hablara español y tuviera caché, Rubén Magnano fue el elegido por sus resultados con Argentina. Fallada la primera opción después de 17 jornadas, Manel Comas tomó el testigo, aun cuando Trifón Poch era el mejor colocado.

Al paso que va y dado que en el club no quieren muchos meneos, el barcelonés tiene garantizada la continuidad siempre y cuando salve al equipo de la quema.

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