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Akasvayu-Cajasol (67-69): El ýSheriffý impone su ley

  • Comas se estrenó en el baquillo sevillano con un triunfo agónico cimentado en una gran primera parte y que a punto estuvo de perder en un segundo tiempo que evidenció la fragilidad que tiene el equipo

De infarto, como no podía ser de otra forma, pero el Cajasol ganó. Sí, ganó por fin, en una cancha difícil en la que a punto estuvo de pagar una de sus habituales pájaras con otra dolorosa derrota sobre la bocina. No fue así, la suerte estuvo del lado sevillano, y Comas se estrenó con triunfo en el banquillo, un triunfo necesitado que debe tener un carácer revitalizador.

Sea por el cambio en el banquillo o no, lo que es cierto es que el Cajasol salió metido en el partido desde el minuto uno, y así, cuando juega con un ritmo propio de competición, este conjunto se quita la careta de perdedor para ponerse otra, que, si la fortuna además acompaña, es la de ganador. Así, los sevillanos comenzaron marcando desde el primer momento las diferencias, con un quinteto, el primero del nuevo entrenador, cuando menos novedoso, con Bueno e Ignerski en el mismo. Sin embargo, fue Betts el primer puntal sobre el que el cuadro hispalense, de la mano del sheriff Comas, impuso su ley. Gasol se fue al banquillo en el minuto 5 con dos faltas y superado por el inglés, que, por desgracia, pronto siguió la estela del catalán por el mismo motivo. Aunque la brecha ya estaba hecha.

Sin el internacional español en la cancha, el Akasvayu perdió mucho más que su rival, que enmendó la ausencia del pívot con un Kakiouzis que pareció entender que su sitio está más dentro que fuera. Un triple del griego puso la réplica a otro de McDonald, que se empeñó en hacer la guerra por su cuenta sin suerte. Así, tuvo que ser el veterano Middleton quien diera la cara cuando peor lo pasaban los locales, que, ahogada la vía Gasol, eran incapaces de meterse en el encuentro.

El Cajasol, mientras, a lo suyo. Máxima intensidad en defensa y toda la concentración del mundo en ataque, las principales armas en Fontajau, deben ser a partir de ahora las credenciales del equipo. Así, el segundo parcial fue un calco del anterior. Los sevillanos, que llegaron al descanso con un 87 por ciento de efectividad en tiros de dos, llevaron el mando frente a un Girona perdido y que vive en la clasificación de las rentas de su inicio liguero, pues sólo acumula cinco triunfos en los últimos 14 partidos, igual que el Caja ahora. Todo salía y parecía que el primer triunfo a domicilio llegaría al fin, pero quedaba mucho por delante y Comas sabía que el momento crítico llegaría tarde o temprano, pues es difícil pasar de la noche a la mañana en un minuto, más aún si delante está un conjunto del potencial de Akasvayu.

Y éste llegó, vaya si llegó, en el tercer cuarto. Parece que el Cajasol no sabe jugar si no es con alguna pájara, y la de ayer fue de órdago. Los 15 puntos de renta del descanso se esfumaron a base de triples y errores propios, al tiempo que el nerviosismo se apoderaba de los sevillanos. Un parcial de 14-4 puso de nuevo las espadas en todo lo alto (49-54) hasta que un salvador lanzamiento de tres de De Miguel permitió a los hispalenses tomar oxígeno en pleno vendaval gerundés y desacierto visitante.

Poco duró el respiro al Cajasol, pues los locales, con la victoria al alcance, jugaron con mayor intensidad que su rival. El partido, que se movía en un pañuelo (64-65 a dos del final) se convirtió en una ruleta rusa en la que quien fallara perdería. San Emeterio logró un triple que ponía por delante por primera vez a los suyos (67-65) y Miso puso la réplica con una penetración. Empate. Montáñez erró un triple y Betts, a falta de 34 segundos, metió un tiro libre. La última bala sería para el Cajasol, pues Gasol perdió el balón y Bennett fue a la línea de tiros libres. Vino para ser un líder y lo fue. Metió uno, suficiente, y Comas se estrenó con victoria.

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