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Alegría, móvil y nervios casi en la grada

  • Velázquez, expulsado antes del descanso, siguió el duelo en el antiguo palquillo de prensa Otra vez sonó el "Velázquez, vete ya"

Casi al final del primer tiempo, González Fuertes, colegiado del encuentro, expulsó a Julio Velázquez por encararse con el banquillo azulgrana, lo que provocó una escena que pocas veces ocurre en un campo de fútbol. Los béticos, lejos de abroncar al colegiado o al contrincante, la tomaron con su entrenador, al que le propinaron el ya habitual "Velázquez, vete ya", pese a que su equipo no realizaba su peor encuentro de la temporada. No tiene sintonía el entrenador con su afición, aunque la única manera de cambiar esa dinámica pasa por ganar partidos y colocar al equipo en la zona de ascenso.

Tras el descanso, y ante la imposibilidad de sentarse en el banquillo, Velázquez se colocó en el antiguo palquillo de prensa -acompañado del director de comunicación, Julio Jiménez-, desde donde siguió un peculiar segundo tiempo.

Casi sin tiempo a acomodarse en su nueva ubicación, a Velázquez lo levantó el gol de su equipo, que celebró cerrando los puños. Eran los mejores minutos del Betis y el técnico aparecía tranquilo en esa zona cercana a la grada. No aguantó mucho esa calma en un entrenador que vive los partidos con las pulsaciones disparadas. Comunicándose con un teléfono móvil con su segundo, Miguel Ángel Baltanás -éste se metía en el banquillo cuando sonaba el tono de llamada-, Velázquez trataba de reorganizar a su equipo, con los contratiempos de las lesiones. Primero, para comunicar que Bruno ocupase el sitio del lesionado Molinero; luego para ordenar la entrada de Cejudo por Álex Martínez.

Precisamente, en esa sustitución llegaría su momento de mayor enfado. El lateral, cuando ya estaba en la banda junto al Tomás Calero y José María Montiel, pidió entrar en el campo, pero el cambio ya estaba ordenado. Velázquez no daba crédito desde su posición y con las manos en la cabeza recorrió el pequeño habitáculo. Finalmente, esa escena quedaría en anécdota tras el triunfo verdiblanco, pero seguro que el técnico pide explicaciones a sus ayudantes.

Antes de que el árbitro señalase el final del partido, Velázquez abandonó su improvisado asiento y se marchó al interior del vestuario. Apenas quedaban unos minutos y el Betis ya había agotado los cambios, por lo que su trabajo prácticamente había finalizado. Gestos de alegría y de enfado, un teléfono móvil echando humo y muchos nervios, con todos esos condicionantes vivió Velázquez un partido distinto.

El castellano no se sentará en el banquillo de La Romareda, aunque será por sanción. La victoria le otorga margen para seguir al frente de la nave verdiblanca para respiro también del consejo y de Alexis.

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