Cajasol | iurbentia · la crónica

Alegría con valeriana

  • El Cajasol suma su séptima victoria de la temporada después de derrotar con muchísimo esfuerzo al Iurbentia, que se recompuso en el tercer cuarto cuando perdía por 16 de la mano de Marcelinho

Un verdadero calvario con final feliz es el resumen de un partido que eleva la confianza del Cajasol y su número de triunfos hasta los siete. Con el duelo controlado al inicio del tercer cuarto (16 arriba), el Iurbentia se puso cabezón para empatar y casi voltear el resultado gracias a sus bases.

La apreciable actuación del Cajasol en el segundo cuarto valió para romper de primeras el choque, con los pocos suplentes del Iurbentia en pista y Bennett al mando. A los sevillanos no les importó que Marcelinho jugara para él. Con 13 puntos se marchó a tomar agua en el intermedio el brasileño, la misma diferencia que había en el marcador entre hispalenses y vizcaínos.

Las alegrías locales en los primeros 20 minutos llegaron por varios aspectos. Uno: el juego interior llevaba más puntos (22) que en el anterior encuentro completo (17), aun sin De Miguel. Dos: Bennett anduvo listo para iniciar la ruptura junto a Kakiouzis y Ellis. Tres: las canastas sobre la bocina en los dos parciales caen del lado sevillano (triple de Bennett en el de arranque y triple de Ellis en el siguiente).

El juego colectivo superó la mala nueva de las rápidas faltas de Ignerski y el Cajasol se disparó tras un inicio de nervios en el que Marcelinho y Weis sostenían al bloque de Vidorreta, hasta que Bennett encestó sobre la bocina y animó a sus compañeros a creérselo. El toque de atención a los interiores surtió efecto y el heleno convirtió su rancio partido ante el Gran Canaria en una brillante actuación en el segundo cuarto.

Pero, éstos que venían son de Bilbao, más chulos que un ocho y no se les fue la fuerza por la boca, sino que metieron miedo con las estrategias de Vidorreta, la pareja de bases formando un lío, un ala-pívot fajador y un gigante intimidador como Weis. Baloncesto fácil. Fuertes atrás y veloces delante. Y a ver quién los para.

Empató el Iurbentia en ocho minutos. Increíble. Y eso que Ellis había elevado la renta a 16 en la reanudación. Marcelinho -menudo jugador preparó Aíto-, Weis y Salgado recuperaron la emoción en un santiamén. Para una jornada que parecía que iba a ser tranquila y con triunfo. Pues de relajada nada. Había que preparar la valeriana: 52-52. Ocho puntos metió en este parcial el Cajasol, y gracias a un triple de Miles acabó tres arriba a falta del último episodio de esta taquicárdica novela.

El cuarto más largo de la historia arrancaba. Ni la final de la Euroliga daría para tanto. Fallos en ambos equipos, cuatro minutos sin anotar después de sendos triples de Ellis y Quincy Lewis. Aparecen los pequeños en ambos equipos, con Ignerski y Lewis jugando abajo, Betts hace un mate -¡noticia!- y Salgado, sin Bennett pudiendo frenarlo, acierta en un triple para empatar a 60 después de muchísimo tiempo atrás en el marcador.

Responde rápido Ignerski, pero todo el pabellón brama porque ya se sabe que habrá sufrimiento, aun encestando Miles el 65-60. Otra vez el incordio de Salgado con un triple, que sumado a uno más de Lewis ponen al Iurbentia con uno de ventaja. Huele mal.

Sin embargo, el fenomenal Ellis enchufa otra de tres y ya no perdió el mando el Cajasol. Y costó lo suyo. Con 68-66 se entró en el minuto final más prolongado de la temporada. Duró casi un cuarto de hora. Cambios y más cambios con los altos en la pista para defender dando paso a los bajos para atacar. El control en los tiros libres anunciaba el triunfoý hasta que Bennett falló uno a falta de tres segundos. El Iurbentia se equivocó sacando en largo y el propio base estadounidense tocó la bola para mandarla fuera en el medio campo sevillano. Congoja de nuevo.

Salgado recibió pero se salió de la pista y de nuevo sacaba el Cajasol con décimas por delante. El pase fue rozado por Ignerski y se marchó fuera, pero con una décima no pudo ni lanzar el guerrillero Iurbentia, que se dejó la piel en San Pablo y casi provoca un infarto a Comas y a Ollero. Respiró con una alegría con valeriana. A ver si sirve para tranquilizar a la plantilla para el resto de Liga.

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