Javi Varas y Álvaro Negredo son amigos íntimos. Algo más que compañeros, el buen feeling se extrapola también a sus parejas. Se han ido de vacaciones juntos (a Nueva York, entre otros sitios) y la relación es estrechísima desde que coincidieron por primera vez en el vestuario del Sevilla. Lo curioso es que nunca se habían enfrentado y, claro, alguna vez tenía que ser la primera. Quizá lo que no entraba en el guión era que ese día, el día en que estos dos grandes amigos se encontraran frente a frente, uno de ellos iba a salir encumbrado a costa del otro, que abandonó el Sánchez-Pizjuán en su primer partido ante su ex equipo con muy malas sensaciones, malísimas.

Para Negredo fue distinto. Lo que le dolió fue que tuviera que cebarse con su gran amigo (las bromas lo suavizarán todo, pero a nadie le gusta), que no estuvo precisamente afortunado la noche en que Negredo firmó su primer hat-trick en Primera División. En el Sevilla el último que hizo tres goles en mismo partido fue Kepa y para encontrar otro triplete hay que retroceder en el túnel del tiempo y darse una vuelta por 1986, cuando un tal Ramón Vázquez era el ídolo de aquel cohesionado y sorprendente equipo de Jock Wallace, uno de los pocos entrenadores de verdad que le dieron paso a la cantera en el Sánchez-Pizjuán.

Para Javi Varas el de anoche fue un partido con una carga sentimental importante. Demasiados frentes. A la amistad con Negredo se le juntó también que tuviera cerca a otro buen amigo en la plantilla, Manu del Moral. Éste tuvo peor, mucha peor suerte que el vallecano. Y también en su vuelta a Nervión iba a tener en la portería opuesta al que puede ser su compañero la temporada próxima en el Sevilla, el portugués Beto. Aunque habrá que ver qué decisión toma el Sevilla y los que toman las decisiones en el Sevilla. A alguno puede que no le gustasen algunas de las interioridades que el de Pino Montano hizo públicas sobre su salida de la plantilla, que no del club, puesto que el Sevilla le paga al portero algo más de la mitad de su ficha.

En esa negociación, Javi Varas tuvo muy claro siempre que no quería la cláusula habitual en las cesiones que impide jugar al protagonista ante el club que posee sus derechos. Siempre recordó que eso fue la tumba de Cobeño en el Almería, precisamente en un partido ante el Sevilla en el que se agigantó la figura de un desconocido meta brasileño: Diego Alves.

Pero estas cosas parece que las carga el diablo. Se perdió el Celta-Sevilla de ida por una inoportuna lesión en la mano y justo el día señalado se le presenta una noche para olvidar. Dos chuts envenenados de Jesús Navas cobran vida propia tras el rechace y las caza el amigo de alma y luego las manos se le doblan en un tiro de Medel. En el haber, un paradón a Navas.

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