Atletismo | Mundiales de Doha

Kevin López: "No estoy preparado para fallar a nadie, pero ¿qué es fallar?"

  • El atleta loreño, campeón de España de 1.500, reflexiona sobre su trabajo en el paso del 800 a la nueva distancia, y sus objetivos "reales" en los próximos Mundiales de Doha 

Kevin López tira del grupo en Minsk en el reciente Europa-USA.

Kevin López tira del grupo en Minsk en el reciente Europa-USA. / Tatyana Zenkovich / Efe

Hace algún tiempo Kevin López decidió salir de su zona de confort. Tras años en el 800, dominando con puño de hierro con sus pies calientes la distancia en el panorama nacional, dio el "salto natural" al 1.500. Le ha costado adaptarse, pero el loreño siempre ha sido un atleta competitivo de los que no se rinden. Y el empeño, su trabajo, tuvo premio: campeón de España al aire libre recientemente y billete para los próximos Mundiales de Doha estrenando distancia. En una entrevista publicada en la Real Federación Española de Atletismo reflexiona sobre su pasado y su presente.

¿Qué difícil es ganar y qué fácil es perder? "Yo más bien diría que difícil es ponerse en forma y qué fácil se pierde la forma. Pero es que cuando estás en forma ves cómo en un momento todo se puede ir por la borda y tantas veces se va. Por lo tanto, sí que me parece que es fácil perder", señala el sevillano, de 29 años, que ha vuelto a la universidad a estudiar fisioterapia, la carrera que dejó hace cuatro años porque no sentía esa motivación. "Creo que siempre he sido una persona realista. He sabido valorar en lo que he fallado", explica Kevin López, que ha sido padre redoblando sus esfuerzos y dedicación para compaginar todo lo que debe hacer: "No me he dedicado a poner excusas. Al contrario. La mayoría de las veces he reconocido que he tenido yo la culpa, porque el 800 es una carrera en la que cuenta mucho el papel del atleta y en la que las excusas, a no ser que te lesiones, no sirven de nada. ¿De qué vale decir que te han dado un golpe que no te han dado?".

"¿Que se podían haber hecho mejor las cosas?", se pregunta después. "Que duda cabe de que sí, porque creo que he pecado muchas veces de competir entrenando, de planificación. He hecho entrenamientos muy bestias como 1.14,07 minutos en un 600 o 59 segundos en un 500. Hay que hacerlos, sí, pero quizás yo los he repetido demasiado", reflexiona el atleta loreño, que reflexiona sobre el pasado pero sin reproches alguno: "Siempre hay cosas con las que estás en desacuerdo, cosas que pudieron ser de otra manera como cuando me lesioné preparando los Juegos de Río. Tenía la sensación de que ese era mi momento en el 800 y no pude demostrarlo, pero, en fin...".

Llevaba años, en realidad, en los que Kevin López sentía ese problema: qué difícil es ganar y qué fácil es perder. Sin embargo, este año se lo ve muy seguro en la pista. "He entendido que quizás ya se me ha pasado el arroz en 800 y no pasa nada Las cosas hay que aceptarlas tal y como son. Pero esto me brindó la posibilidad de convertirme en un atleta de 1.500 y por ahora no va mal, aunque hay que ser realista. Aún tengo que limar carencias. Tengo que aprender a manejarme en carreras a nivel mundial. Necesito tiempo para comprobar si soy capaz de hacerlo. El tiempo es el único que podrá demostrarlo", explica.

Desde hace tiempo, cuando a su mujer la trasladaron a Huelva, el loreño se entrena por su cuenta preparando en la distancia con su entrenador, Paco López, trabajo semanal y eso le ha hecho ver las cosas de manera distinta. "No estoy preparado para fallarle a nadie. Ni siquiera a mí mismo. Pero ¿qué es fallar? ¿Que la gente se crea que voy a ir al Mundial de Doha y voy a ser finalista? No, eso no es fallar porque a nivel de marcas no se me puede exigir ser finalista. Tengo la 22 ó la 23 de los inscritos y sólo van a pasar 12 atletas a la final. A mí mismo me molesta decirlo, pero no tiene sentido engañarse", asume. "La prensa a veces me ha pegado palos, porque se entusiasmaron conmigo. Se crearon expectativas que a lo mejor no eran las reales. Por eso uno debe defender el realismo. No se trata de otra cosa", reflexiona.

"Ser realista es entender que el día que no me pueda ganar la vida en el atletismo tendré que buscar otro trabajo y tan contento. Me iré diciendo: "He hecho todo lo que podía hacer", añade.

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