Con el objetivo virtualmente alcanzado, el Betis afronta las últimas jornadas con la mirada puesta en el choque de hoy y la sensación agridulce de haber perdido oportunidades para soñar con logros fuera de su alcance. Pepe Mel afrontó la vuelta a Primera con el mismo bloque del año anterior y la satisfacción de ver corroborada una idea sobre el campo, la de atreverse ante todos y sin miedo a sufrir varapalos.

El brillante arranque liguero se transformó en un preocupante ritmo irregular que nunca mantuvo la tranquilidad en Heliópolis. Los goles de Rubén Castro y la buena imagen ante equipos de alto potencial motivó la confianza de un equipo que rindió en ocasiones a un nivel superior al exigible por el valor de sus piezas.

Sin balón

El cuadro de Pepe Mel no puede vivir sin el control del juego, por lo que su atrevimiento se convierte en una carta de doble peligro al tener que frenar con una fuerte presión a su rival.

La debilidad defensiva, traducida en la falta de rigor táctico y de velocidad de gran parte de la zaga, obliga a que las otras líneas tácticas trabajen a alta intensidad. Iriney es una pieza clave de todo el entramado de presión, alcanzando cualquier zona del terreno de juego en sus ayudas y dejando en ocasiones demasiados espacios sin tapar.

Paulao reforzó la defensa en invierno y parece un fijo junto a Dorado, aunque Amaya mejore las condiciones de ambos en los balones aéreos. El lateral derecho ha sido una pesadilla sin resolver, con Nelson como última baza por su mejor nivel técnico ante el desbarajuste que ocasionaban Isidoro y Chica en el ataque.

Nacho, el jugador con más minutos en este Betis, sufre mucho con extremos atrevidos y tendrá en Jesús Navas un pieza difícil de frenar, aunque su rendimiento tanto en defensa como en ataque siempre siga una línea regular.

Con balón

El toque rápido y la búsqueda de espacios continuamente marcan el ritmo de un Betis que trata de cubrir carencias técnicas con un dinamismo extremo de todas sus piezas. El esquema de Mel varía durante los partidos para buscar agujeros en el rival. Beñat es el gran artífice de la creación, encontrándose más arropado con Iriney. Su fútbol marca el ritmo de su equipo, mientras que Salva Sevilla y Matilla pueden aportar hilos de creación si logran encontrar espacios y minutos.

Jefferson Montero y Jonathan Pereira dan el toque de profundidad al conjunto de Mel. La velocidad de ambos contrasta con la falta de determinación en sus decisiones finales. La aparición de Pozuelo dio vitalidad al ataque, pero nunca en forma de goles, al tiempo que Juanma hizo apariciones esporádicas con demasiadas limitaciones en su tono físico.

Rubén Castro es el hombre más importante del ataque, tanto para crear un último pase como para convertirse en la mejor referencia goleadora. Jorge Molina nunca tuvo un peso específico desde la titularidad y Santa Cruz sigue dependiendo de un físico que ya acusa los minutos añadidos.

Lo mejor

La ambición del equipo cuando se mide a un equipo que genera expectación multiplica sus ilusiones y acrecienta el poder de atrevimiento que refleja su juego.

Lo peor

La ausencia de ideas en la creación cuando ni los espacios ni la calidad se tornan en aliados.

El perfil: Jefferson Montero

Jefferson Montero (1-9-89, Babahoyo, Ecuador) lleva varias temporadas despuntando como futbolista capaz de revolucionar encuentros desde la banda por sus buenas condiciones físicas y técnicas. Llegado al Villarreal en 2009, empezó a demostrar que su endiablada velocidad podía convertirse en un arma letal en el filial castellonense. Las puertas del primer equipo, que luchaba por miras muy altas, nunca se abrieron con facilidad, por lo que fue cedido al Levante la pasada campaña y decidió probar en el Betis en la presente bajo la misma premisa. El brillo en cualquiera de las bandas del esquema de Pepe Mel puede llevarle de vuelta al Villarreal para disfrutar de minutos en el escenario que mostró sus primeros detalles de talento. En el Betis ha mantenido su vitola de jugador destinado a marcar diferencias con su velocidad, aunque nunca logró corregir su falta de inteligencia en los últimos metros. Incluso el propio Mel llegó a bromear esta campaña sobre el sueño de que pudiese marcar un tanto esta temporada. Lo logró ante el Real Madrid sin que supusiera traducción en puntos, pero el ecuatoriano ha demostrado ser una pieza clave en este Betis que volvió  a la élite.