Esta filosofía del partido a partido que se atribuye a Simeone es más antigua que el hilo negro y en el deporte hay ejemplos a cientos de los lugares comunes que pueblan el acervo popular. Otro de los clásicos es que no hay rival pequeño y con esa idea tiene que acudir necesariamente el Cajasol al Nou Congost. De hecho, a los sevillanos, novenos en la clasificación, se les da casi igual de mal los contrincantes que están por detrás en la tabla que quienes marchan por delante.

Hasta media docena de derrotas ha acumulado el conjunto de Aíto frente a contrarios a los que debía haber ganado según el pronóstico clasificatorio, mientras que los otros siete tropiezos llegaron con varios de los ochos adversarios que tiene por delante (dos frente al Real Madrid y el Unicaja, uno ante el Valencia Básket, el Barcelona y el Laboral Kutxa).

La tropa hispalense cayó sorprendentemente en los dos compromisos que ha disputado esta temporada con el UCAM Murcia, que ocupa el decimoquinto puesto, pinchó gravemente en la segunda jornada en Valladolid contra el colista, que sólo lleva tres victorias en 27 encuentros, perdió en Sevilla contra el Bilbao Básket y a domicilio frente al Gipuzkoa Básket y el Iberostar Tenerife, todos ellos, como mínimo, a cuatro triunfos de los cajistas a falta de siete choques.

Le quedan aún cuatro partidos contra oponentes de la zona media-baja de la tabla (La Bruixa d'Or fuera, Estudiantes e Iberostar en San Pablo, y Río Natura en Santiago), pero no hay que tomarlos como compromisos asequibles, pues no lo son. No en vano, el conjunto manresano aspira a no tirar la toalla y tratar por todos los medios de cazar la antepenúltima posición, que ahora tiene a dos victorias de distancia.

Dar por hecho que el choque está ganado sería faltarle al respeto a La Bruixa d'Or y, por supuesto, el primer paso para garantizar el revés.