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Berlín persigue a Pekín gracias a Bolt

  • Sacudida por la sobrehumana final de los 100, la ciudad sueña ya con que el jamaicano repita su dorado 'triplete' de los Juegos

Nadie sabe dónde están sus límites, pero todo el mundo espera más del jamaicano Usain Bolt. Así que después de su inconcebible récord mundial de los 100 metros, Berlín sueña ya con una repetición del mágico triplete de los Juegos Olímpicos de Pekín.

Bolt corrió el domingo la final del hectómetro del Mundial de atletismo en nada menos que 9,58 segundos, convirtiéndose en el primer hombre en la historia que baja de 9,6.

Apenas un par de horas más tarde, después de bailes, gestos y ruedas de prensa, Bolt estaba de nuevo estirando y trotando sobre el tartán azul del Estadio Olímpico de Berlín, donde hoy empiezan las series de los 200 metros, su segundo gran reto.

El domingo hizo exactamente un año de su coronación como rey de la velocidad en Pekín. Entonces ganó los cien metros batiendo el récord del mundo con un tiempo de 9,69, lo que también suponía bajar por primera vez de 9,7.

Y al igual que en Pekín, Bolt encontró en la capital alemana un McDonalds en el que comerse unos nuggets con sus padres el mismo día de la final.

Los paralelismos son tantos que pocos dudan de que el jamaicano es capaz de repetir en Berlín la avalancha atlética que desencadenó en China, donde tras los 100, hiló los títulos de 200 y 4x100 con otros dos récords mundiales: 19,30 y 37,10 segundos, respectivamente.

"Bolt puede llevar el cuerpo humano a otro nivel", dijo el estadounidense Tyson Gay tras conformarse con una frustrante medalla de plata pese a correr en 9,71 segundos, la tercera mejor marca de todos los tiempos.

El jamaicano, que cumplirá el viernes 23 años, se convirtió en la gran estrella del atletismo tras su explosión en 2008. Hasta entonces, el gigantón de 1,93 metros era considerado un especialista en 200 incapaz de levantarse a tiempo de los tacos para ser competitivo en los 100 metros.

En Berlín, sin embargo, Bolt estaba ya ubicado en primera posición a los 20 metros después de una salida sólo dos milésimas más lenta que la de su gran rival, Gay, 13 centímetros más bajo. A partir de entonces, su ventaja, impulsada por su larga y veloz zancada -suele invertir entre tres y cuatro menos que sus rivales para recorrer la recta- no hizo más que aumentar.

"Usain es una inspiración. Anima a que se hagan cosas fenomenales", dijo ayer el cubano Dayron Robles, plusmarquista mundial de los 110 vallas.

Según un estudio matemático de la Universidad de Stanford publicado en el Journal of Experimental Biology, el límite humano en los 100 metros está en los 9,48 segundos, sólo una décima por debajo del nuevo récord.

Sin embargo, el relámpago parece capaz incluso de desafíar a las matemáticas. "Volveré a intentar bajar el récord. Siempre he dicho que todo es posible", aseguró el jamaicano.

Bolt tiene una nueva oportunidad de explorar sus límites el jueves en la final de los 200 metros. En Pekín, cuatro días después de bajar de 9,7 en los 100, batió un récord que parecía eterno en el doble hectómetro, los 19,32 del estadounidense Michael Johnson.

El fenómeno caribeño dejó el cronómetro en 19,30, quizá una nueva barrera que romper en Berlín. "Dudo que pueda conseguir un récord mundial en los 200", advirtió un cauteloso Bolt. Pero nadie parece creerle.

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