Jorge Molina. Ex delantero del Betis

"En el Betis he cumplido el sueño que tenía siendo niño"

  • Llegó al Betis en la 2010-11 para formar, junto a Rubén Castro, una de las delanteras más fértiles de la historia verdiblanca. "Jugar en Primera con los mejores y ante los mejores se hizo realidad", señala el alcoyano.

Aunque llegó a Heliópolis con 28 años, ya algo talludito, a Jorge Molina le ha salido la barba vestido de verdiblanco, con lo que eso señala. Después de seis temporadas y 77 goles en su haber, el delantero alcoyano ha marcado una época por el memorable tándem formado con Rubén Castro y, cómo no, por la bonhomía que lo ha caracterizado como jugador y como persona. Querido por todos, gran capitán, Molina recuerda en esta entrevista sus mejores y sus peores momentos. Este nuevo hincha del Betis disfruta ahora del merecido respiro en su casa de Alcoy.

-Por fin el descanso.

-Sí, he pasado un par de semanas en Sevilla de despedida en despedida. Al final, seis años en una ciudad dan para muchas amistades y he querido despedirme al menos de los más allegados.

-¿Es de los que desconecta en estas fechas o de los que sigue la información futbolística?

-Intento desconectar, pero uno termina por interesarse por el día a día. Te pones a leer la prensa e intentas seguir lo que va siendo de los compañeros, de los amigos, a ver lo que hacen y adónde van. Es inevitable también saber cómo va el club, sus movimientos. Creo que estar informado es positivo.

-Hay una cafetería cerca del periódico donde trabaja un joven que es tan artista de camarero como futbolista del Castilleja, de Tercera. Una semana después de acabar la Liga contaba que ya tenía mono de jugar. Eso debe ocurrirle menos a los profesionales.

-Bueno, depende de lo que le guste realmente el fútbol al jugador. Yo me siento identificado con ese joven: no puedo estar tres días parado, tengo que hacer algo. Y no siempre puedo jugar a la pelota como me gustaría, pues mis colegas están ya algo cascados, pero no dejo de hacer ejercicio físico y moverme.

-¿En Alcoy lo ven en verano corriendo a menudo?

-Sí, sí, suelo ir a correr por la vía verde. También hago algo de gimnasio. Pasan los años y arrancar después de parar va costando más. Pero he sido así siempre, no porque ahora tenga más edad. Siempre he hecho mucho deporte, no sólo por el fútbol, sino por bienestar personal.

-Pongámonos en el año 2046. Cuando su nieto le pregunte cómo fue su carrera en el Betis, ¿qué le dirá?

-Pues que pasé por todos los aspectos posibles: momentos buenos y complicados, pero sobre todo lo primero. En cinco de los seis años que he estado se cumplieron los objetivos marcados.

-Su carrera en el Betis ha estado muy ligada a la de Rubén Castro. La primera vez que jugaron juntos fue una calurosa tarde de pretemporada en Almendralejo, en un amistoso contra el Extremadura.

-Sí, sí, lo recuerdo bien. En aquella pretemporada, hasta que llega Rubén, jugábamos con un solo punta y notábamos en el equipo que faltaba algo. Desde el primer partido nos entendimos de maravilla. Recuerdo que Mel, al terminar el partido, se me arcercó y me dijo: "¿Qué?, esto es ya otra cosa, ¿eh?". Y tanto que ha sido otra cosa.

-El futbolista, como persona pública, está expuesto al elogio y a la crítica. ¿Con cuáles podría estar más de acuerdo?

-Bueno... lo que me dice la gente de que fallo las más claras, pero acierto con las más dificiles. Ha habido ocasiones claras que he fallado, sí, pero al final, el porcentaje de acierto ha sido elevado. Antes de la última temporada, según una estadística que leí, estaba en unos números parecidos a los de Rubén. Y eso creo que es decir mucho.

-En el plano personal tiene un muy buen cartel.

-Siempre he intentado tratar a todos por igual, independientemente de que sea un compañero, un periodista o un aficionado. De ahí puede ser esa imagen positiva. Lo que está claro es que nunca puedes evitar caer a algunos mejor y a otros peor, es ley de vida.

-Se vive un momento particularmente sensible a la corrupción. Sucede en la política y en el deporte. ¿Qué le explicaría a ese nieto si le preguntara por ello?

-Como directamente implicado, lo único que podría decirle es que es lo peor que me ha pasado en mi vida.

-Usted, que se declara inocente, quizá comprenda mejor a esos investigados que son inmediatamente tratados como culpables.

-Es que es eso. Estoy completamente a favor de que se persiga la corrupción, pero de un modo normal, sin histerias, con pruebas. En los últimos años esto parece un circo. Al final de la temporada, hay gente que incluso prefiere no jugar: si fallas, ya parece que hay algo raro. En los dos últimos dos partidos de Liga se habla más de esto que de lo deportivo. Insisto, que se investigue y que se persiga, pero dentro de unos límites, si no esto se convierte en un circo.

-¿Cómo le gustaría que lo recordaran como futbolista?

-Después de estas semanas de despedida, parece que todos coinciden en algo, que he sido trabajador, humilde y que lo daba todo cuando jugaba. He intentado hacer lo mejor posible para el club, anteponiéndolo incluso al plano personal.

-¿Cuándo?

-El año que nos clasificamos para Europa, faltando cinco partidos, me lesioné en el Camp Nou. Estuve tres partidos sin jugar, pero opté por jugar infiltrado los dos últimos y marqué en los dos, lo que nos dio la clasificación. Luego estuve toda la pretemporada con el tobillo mal y comencé con mucho dolor la temporada.

-En las últimas semanas ha dicho varias veces que se siente bético.

-Es inevitable. Estoy muy agradecido al club, a la gente, a los aficionados. Lo que he vivido aquí es lo que siempre deseé desde que era niño: jugar en Primera con los mejores y contra los mejores.

-Y, como bético, ¿cómo está viendo los últimos movimientos?

-Es pronto aún, pero se ve que tienen ganas de hacer las cosas bien. Tienen ganas y creo que saldrán bien.

-¿Y qué tal Torrecilla?

-Bien, bien. Le agradezco el trato y haberme dicho así, en persona, que no contaba conmigo.

-En perspectiva, quizá sea una pena que haya coincidido en un Betis tan convulso.

-En lo institucional ha sido un caos, pero ha sido satisfactorio en lo deportivo. Los objetivos fueron cumpliéndose.

-¿Qué imagen retendrá para siempre de estos años?

-Sin duda, marcar en el Benito Villamarín. Cada gol es una historia y una sensación diferentes, pero todas bonitas. Cuando veía las fotos en la prensa, lo que me gustaba era ver la cara de la gente celebrándolo, más aún que mis propios gestos.

-¿Y qué querrá olvidar?

-El caso Osasuna. No lo he pasado peor en mi vida. Hubo dos noches en los que no pegué ojo. A ver si esto acaba de una vez.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios