BETIS - rayo vallecano · informe técnico

Buena receta, mal guiso

  • El buen Betis de Mel se asoma, pero continúa preso de sus errores.

Cuando un entrenador lo ha probado ya todo, cabe la posibilidad de que se vuelva loco y acabe sorteando con qué sistema va a jugar su equipo el próximo partido y lanzando monedas al aire para dar con quiénes debe jugar ese día. Mel no ha llegado a ese punto, pero casi. La calidad de su plantel es tan limitada que ha concedido oportunidades a todos sus futbolistas y raro es el que, en algún momento, no le ha devuelto la camiseta.

Ayer, en una situación límite, regresó a lo clásico, ojalá que para siempre por bien del Betis. Rescató el dibujo que más le gusta, que mejor trabaja y que mayores éxitos le dio, el 4-4-2 asimétrico con Salva Sevilla de falso extremo, en este caso izquierdo. Y eligió a los once mejores futbolistas que tenía a su disposición, ya que entre lesionados y sancionados le faltaba media docena. Pero este hándicap se echó en falta, si acaso, a la hora de las sustituciones (se antojó algo apresurada la entrada de Chuli, un tercer cambio temprano). Porque el equipo respondió al viejo catecismo que su entrenador le refrescó durante una semana de auténtica zozobra. Con la intensidad de otrora echó al Rayo del partido. Se hizo con el balón jugando en pocos metros y presionando más que un rival que pretendía lo mismo. Y puso el partido de cara. Atacó y no dejó al equipo de Paco Jémez intimidar a Sara. Y creó ocasiones y marcó. Y hasta pudo dejar sentenciado el partido. Luego le faltó gas y le sobró lo de siempre, esos errores individuales capaces de arruinar un trabajo colectivo bien diseñado por el entrenador.

Defensa

Porque el Betis, como equipo, sí supo defender. El Rayo apenas se asomó por la meta de Sara y sus escasas llegadas no resultaron excesivamente peligrosas. Sí es cierto que al Betis apretado y con las líneas juntas de la primera mitad le sucedió otro deslavazado y roto en dos durante gran parte del segundo tiempo, pero en la situación en la que juega casi es pecado venial pecar de ansiedad, que es lo que le ocurrió al equipo verdiblanco, al que por momentos ni el gran Lolo Reyes era ya capaz de sujetar.

Ataque

La ortodoxia primó en cuanto hizo el Betis mientras Salva Sevilla estuvo sobre el césped. El virgitano entendió el partido y, con el sostén de Nono, se asoció con Rubén Castro por el carril del diez y buscó a éste y a un desaparecido Jorge Molina con pases a la espalda de un central joven que no lo es, y prontamente amonestado, y de otro con unas carencias flagrantes. Y creó las ocasiones suficientes para ganar.

Virtudes

La propuesta, el afán y hasta el buen gusto por momentos. A balón parado, Salva Sevilla cedió el testigo a Nono con acierto.

Talón de Aquiles

La descomposición del equipo, fruto de los nervios, los errores puntuales en la zona defensiva y los de puntería de sus delanteros.

Uno por uno

Sara Debió detener el balón que origina el 1-1. Bien con los pies y firme ante los pitos.

 

Juanfran Le cuesta un mundo encimar al rival y abusa de jugar el balón en zonas de riesgo.

 

Amaya Anticipación, brío y un gol. Buen partido.

 

Jordi Arruinó un partido correcto con un fallo al medir y al saltar en el 2-2.

 

Nacho Lass le dio trabajo y lo superó a veces. Bien en ataque y buen centro en el 2-1. 

 

Vadillo Muy de verdad pero con escaso acierto. Profundo. 

 

Reyes Fundamental su auxilio a los compañeros y sus constantes robos de balón.

 

Nono Omnipresente, sumó y restó. Buen toque, a pie corrido también. Y mucha fe.

 

Salva Sevilla Pases de los que valen dinero. Cómodo.

 

Jorge Molina Nulo.

 

Rubén Castro Falló un gol claro, pero generó espacios y se ofreció. Buen remate al palo.

 

Verdú Mal partido, gran gol.

 

Juan Carlos Más voluntad que acierto, al menos desbordó.

 

Chuli Y si es algo caído a la derecha, menos todavía.

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