Carmen López, jugadora del Corteva Cocodrilas, primer clasificado de la fase regular de la Liga Iberdrola de rugby, trabaja como enfermera en el 061 y asume que la pandemia "ha cambiado el concepto de la protección de los pacientes" y de los sanitarios.

La delantera presta sus servicios en la Empresa Pública de Emergencias Sanitarias, dependiente del Servicio Andaluz de Salud, y su labor se desarrolla "en una UVI móvil, en el helicóptero o en el Equipo de Coordinación Avanzada" atendiendo casos de "prioridades 1, que son los que necesitan respuesta inmediata".

La hispalense explicó que su "zona de actuación es la calle, no un centro sanitario" y que en el último mes su práctica "no ha cambiado en el ámbito de los procedimientos", ya que se intenta que "la atención siga siendo exquisita, pero sí en el concepto de proteger a los pacientes y protegerse los mismos sanitarios". "Hay un protocolo de si hay sospecha de que un paciente esté infectado por Covid-19. Tenemos equipos de protección individual, pero valorar a un paciente así es un poco complicado".

López lamentó que "los pacientes no ven la cara ni la expresión" de quienes los atiende y "antes de llegar se les pide que se pongan una mascarilla y unos guantes para que no traspasen nada", lo que les puede producir "un gran agobio, como le pasa a cualquier persona no habituada a respirar con una mascarilla".

Carmen López, en acción con el Corteva Cocos

La protagonista negó vivir "con angustia este día a día, pero sí con algo de nerviosismo" debido a la obligación de "adaptarse a unos protocolos que van cambiando. "Lo que está en tu mano, lo tienes que hacer de la mejor manera posible", añade López, que recuerda "momentos complicados antes de que se declarase el estado de alarma porque nadie decía qué estaba pasando o cómo se podía proteger uno".

En el plano personal, la jugadora minimiza el contacto con su familia a la que no ve "salvo para llevarles la compra cada diez días", puesto que su abuela y su padre son "población de riesgo".