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Castro, 17 años después

  • El dirigente utrerano, en el consejo del Sevilla desde la famosa Junta de mayo de 1997, llegó a la presidencia en 2014 tras años en la sombra. El temple es su virtud: "Soy de unión, no de guerras".

Este año 2014 que despedimos será recordado en el Sevilla por muchas cosas. El título de Turín, tercer entorchado europeo del que sólo pueden presumir Liverpool, Inter, Juventus y Sevilla, es el jalón glorioso a un lapso de tiempo por el que sombreó la duda de un futuro incierto desde que el mejor presidente de la historia del club, el que devolvió el orgullo al sevillismo levantando seis títulos, fuera condenado a siete años de cárcel en diciembre de 2013. En la Junta de Accionista de ese año, José Castro tomó las riendas del club de forma interina. Y el 14 de enero de 2014 fue ratificado oficialmente por el consejo de administración como presidente del club. La duda persistió un tiempo y muchos sevillistas se preguntaban si en realidad el dirigente utrerano no sería un hombre de paja de José María del Nido. La pasada Junta de Accionistas, con la polémica jurídica sobre el voto de Sevillistas de Nervión y el pulso firme del presidente para defenderlo y contradecir a su vicepresidente, José María del Nido Carrasco, evidenció que aquellas dudas no tenían razón de ser. Castro salió fortalecido y ya pocos sevillistas dudan de su autonomía y del temple que ha tenido en un año que podría haber derivado a tormentoso.

Después de 17 años, Castro arribó a un sillón con el que quizá pocas veces soñó. Su trabajo en el Sevilla siempre fue de base y tras su llegada a la presidencia reivindicó su sevillismo por encima del cargo. "No soy más que un sevillista con la ilusión de querer hacer bien las cosas", dijo tras su nombramiento. "Siento felicidad en cada poro de mi piel, no soy más sevillista que nadie, pero ningún sevillista puede serlo más que yo", añadió, antes de dejar una frase que es el leit motiv de su mandato: "Mi forma de proceder es que haya consenso, quiero servir de unión".

Durante el tradicional almuerzo de Navidad del club, el presidente blanquirrojo reiteró ese mensaje tras la movida Junta de Accionistas. Respaldado de nuevo por Roberto Alés y Rafael Carrión, dejó esta otra frase que parece dirigida a su antecesor: "Soy un hombre de unión, no de guerras".

Desembarcó en el consejo de administración de la mano de Rafael Carrión tras la recordada Junta de Accionistas del World Trade Center, el 15 de mayo de 1997, después de que José María del Nido desmontara el mandato de José María González de Caldas. El 10 de febrero de 2000 ascendió al cargo de vicepresidente cuando Roberto Alés llegó a la presidencia respaldado por Sevillistas de Nervión, creada el 1 de diciembre de 1997 para dar estabilidad al club. Ya no abandonó ese cargo, en el que continuó con Del Nido. Ahora que las dudas se ciernen sobre la sociedad a la que pertenecen Del Nido, Alés, José Gómez Miñán, Francisco Guijarro y el propio Castro, su idea sigue siendo el temple. Pese a que desde varios frentes le han sugerido que dé un golpe de efecto en el consejo tras el extraño movimiento de su vicepresidente en la pasada Junta, ha optado por el consenso de nuevo, bajo la consigna de "remar todos en la misma dirección". No quiere cismas. Y cuando fue preguntado por la lectura que dio a que Del Nido Carrasco quisiera rechazar el voto de Sevillistas de Nervión, volvió a tirar de temple: "Fue muy positiva, se aprobaron todos los puntos por mayoría y lo único que hubo fue una discrepancia jurídica que terminará por arreglarse el 29 de enero, cuando Sevillistas de Nervión actualice sus cargos. Entendía que Sevillistas de Nervión debían votar. Votaron y nada más".

Castro, conocedor de primera mano de las facciones del Sevilla durante estos 17 años que lleva en el consejo, afronta un 2015 en el que puede haber cambios accionariales. Pero él sigue con su misma idea: "Los que hemos vivido un Sevilla mediocre en cuanto a títulos, no debemos perder este status conseguido. Que este año seamos capaces de continuar con esta línea ascendente y el tener una buena plantilla es para estar contentos. La entidad funciona bien social, deportiva y económicamente. Estoy enormemente contento, hace muchos años que no teníamos esta estabilidad deportiva y debemos ser capaces de mantenerla", deseó para 2015.

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