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La Champions, esa zanahoria

  • El Sevilla, de lleno en la vorágine por ser cuarto, ha de ganar en Almería para satisfacer su ambición y la de su entorno. El estado de Pareja lo condiciona todo.

La Champions está más cara que nunca esta temporada. O eso parece cuando aún no se ha llegado al ecuador del campeonato liguero. El cuarto puesto, no ya la clasificación directa desde el tercero, es un preciadísimo tesoro por el que pujan tres equipos y hasta cuatro si sumamos el Málaga a Valencia, Sevilla y Villarreal, y eso sin contar que es la zanahoria de un equipo que puede crecer como el Athletic. La bipolar Liga española, no ya tanto por el duopolio que derribó el curso pasado el Atlético sino por la realidad de dos clases bien definidas, la alta y la baja, iguala por arriba igual que lo hace por abajo. Y sin clase media, no hay margen para los errores entre aristocracia.

Esta especie de vuelta al Antiguo Régimen es la faz con que se nos presenta cada jornada la Liga. Y el Sevilla, aristócrata por méritos y por voluntad, no tiene otro remedio que seguir dándole pábulo a su grandeza ganando en campos como el estadio Juegos Mediterráneos. Los resultados de ayer, además, lo espolean en la vertiginosa carrera por el cuarto puesto que promete El Dorado de la Champions. Así que, porque así se lo desea el Sevilla y porque así lo exige su gente, salir a ganar es la única consigna posible, ya que lo situaría cuarto en solitario.

Esa alta exigencia sobrepasa con creces circunstancias menores como las bajas que acumule el equipo, que son sensibles especialmente en el eje del equipo debido a la marcha hacia África de Mbia y a la inoportuna sanción de Krychowiak coincidiendo con el primer partido, precisamente, en el que no estará el gigante camerunés. Y además, para más inri, el encuentro es a domicilio, en uno de esos feudos andaluces donde tan ariscamente es recibido siempre el Sevilla. A esta doble baja del doble pivote se unen las dudas que tiene el equipo en el centro de la zaga, por los problemas musculares de Pareja y la incertidumbre acerca de los recambios naturales de la pareja titular de centrales. Pero con ese bagaje de inconvenientes debe cargar el Sevilla y hasta debe parecerle liviano si quiere seguir peleando por meter los codos con fuerza entre los cuatro primeros.

Enfrente estará un Almería redivivo de la mano de Juan Ignacio Martínez, JIM. El experto entrenador alicantino ha dotado de más empaque a un equipo que afronta la última oportunidad para ganar un partido liguero en su propio feudo en toda la primera vuelta. Hasta ahora, el Almería sólo ha cosechado tres empates y cinco derrotas en los ocho partidos que ha disputado ante los suyos, con lo que la visita del Sevilla en el último partido en casa antes del ecuador se presenta como el momento idóneo para romper con esa fea racha.

Con JIM, el Almería ha logrado tres victorias y un empate entre las dos citas ligueras y las dos de Copa que ha dirigido el alicantino. Debutó con victoria copera ante el Betis (2-1), el único triunfo que han saboreado hasta ahora los socios almerienses. Y ganó en Vigo (0-1) antes del parón navideño para retomar la actividad tras las vacaciones con un triunfo de enjundia por producirse en casa del equipo revelación, el Málaga (1-2). La inyección de moral de esos dos triunfos a domicilio no se ha menoscabado por el postrero empate copero ante el Getafe (1-1), en otra frustración casera. Romper definitivamente ante el Sevilla y relanzarse en la tabla para alejarse de los puestos bajos con un triunfo de prestigio es lo que buscará hoy el Almería, que acumula hasta seis bajas.

El atacante Quique se ha unido a los sancionados Míchel y Ximo Navarro, a los africanos Thievy y Jonathan Zongo y al lesionado meta Rubén. Juan Ignacio Martínez, no obstante, tiene donde elegir para formar un equipo pétreo y cuenta con el refrescante refuerzo del mediocampista Espinosa. Y su equipo está armándose mejor defensivamente y saldrá hoy con las ideas bien claras: minar el campo de juego para que el Sevilla no tenga continuidad y golpear rápidamente arriba para hacerle daño a la menor duda.

En el Sevilla, todo se centra en el estado de Pareja. Está entre los 19 viajeros, pero arriesgarlo con un músculo entre alfileres puede ser pan para hoy y hambre para mañana. Su estado condiciona el núcleo del sistema defensivo y el once. Pero eso va en el bagaje.

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