Remo

Ya que el Charles pasa por Boston...

  • En vísperas de la clásica Sevilla-Betis, tres fijos en la regata narran su participación en la Head of the Charles como miembros del ocho con timonel del Club Labradores.

Y aprovechando que el Guadalquivir pasa por donde pasa, pues aquí llega la Regata Sevilla-Betis. La presente edición, la número 48, como las anteriores que se han celebrado en noviembre, coincide con la antesala del comienzo de la temporada de remo. Es la pretemporada. En este periodo el deporte ha de practicarse, sí, pero a escala, en perspectiva, de lo micro a lo macro, que no es cosa de que la falta de oxígeno transforme el músculo en estalactitas. Para el remero, el otoño es tiempo de preparación, sea o no la tontuna meteorológica que dicta la estación en curso, por si se había olvidado. Terminado el descanso, con las competiciones a la vuelta de la esquina, el barco, el remo y el río empiezan a ser la rutina de estos deportistas, solee, llueve o ventee.

Hace nada, sin ir más lejos, era verano y la pretemporada de remo paró el reloj en Boston, ciudad que acoge cada octubre una de las regatas más importantes. La Head of the Charles, que así se llama la competición, es al remero lo que el Maratón de Nueva York es al atleta. Y ya que el río Charles pasa por Boston, allí que fue el ocho con timonel del Club Labradores de Sevilla a participar en unas de las pruebas más extraordinarias del calendario. La ciudad de Nueva Inglaterra congrega a unos 400.000 espectadores que animan a los cerca de 11.000 remeros que bogan el Charles durante un solo fin de semana. El gigantismo de la dimensiones, como han podido comprobar los remeros sevillanos que han acudido a la cita, es moneda corriente en los Estados Unidos.

"El nivel del remo es muy grande allí ", explica Jacobo Castiñeira, entrenador del Labradores y del equipo español. "El remo está en todas partes: escuelas, universidades, clubes, etcétera. Es tan común ver remando a niños como a alguien de 60 años. Uno es socio y rema cuando le viene en gana. Hay mucha implicación de los ciudadanos, hay mecenas, y el correspondiente reconocimiento público a esos que contribuyen al desarrollo de cualquier club o equipo", dice Castiñeira.

Del micromecenazgo a la macrocompetición, que sigue recordando no sin asombro Castiñeira, sobre todo cuando rememora la palada de los contrincantes. Porque ni en pretemporada el resultado le da igual. "Quedamos en el puesto 27 y no nos quedamos nada contentos del resultado", señala. Entre las 10 primeras posiciones, por mencionar algunos, la selección francesa, la Universidad de Washington, la de Harvard o los botes de los all-stars. Al ser una exhibición, los organizadores juntan a su antojo a los mejores remeros de cada modalidad en botes rivales. "Ganó el combinado de los campeones de scull", anota un Castiñeira para quien el ocho del Labradores "debió haber estado sobre el decimoquinto lugar".

El técnico, aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid, no recuerda ya los años que lleva en la Regata Sevilla-Betis al mando del timón del ocho sevillista. Este año no podrá. Motivos de agenda ajenos a su voluntad. "Es una regata muy especial para mí", dice Castiñeira, que menciona semejanzas entre la prueba de Boston y la local. La tradición: 50 años cumple la Head of the Charles; la Sevilla-Betis, 48. En cuanto a que la corriente fluvial bostoniana separa Cambridge y Boston a cada orilla y la de aquí hace igual con Sevilla y Triana, o que el Charles baña la Universidad de Harvard y el MIT (Massachusets Institute of Technology) y el Guadalquivir, Cartuja 93 o algún edificio de la Hispalense, no hace falta ser mencionado. La similitud, en escala, resulta evidente.

La condición sevillista y bética es experta en transustanciar lo macro a lo micro. Es la idiosincrasia, se dice. Sucede igual en la regata. Del Charles al Guadalquivir, tú a Boston y yo a Sevilla. "Soy un afortunado de poder defender a mi equipo y practicando mi deporte. Tengo el carné desde que nací", dice Juan García, capitán del bote sevillista y otro miembro del Labradores que ha disputado la Head of the Charles. Es el mismo caso que Noé Guzmán, pero en clave verdiblanca. "Es una de las regatas que más sentimiento genera. Y una de las más divertidas", expresa Guzmán, que asume el favoritismo atribuido al equipo bético. "Nos motiva", responde no sin advertir del cambio generacional del rival eterno. Ojo. Alguna vez tendrán que volver a ganar. "Hemos corregido errores, pero aún hay que pulir", avisa por su lado García. De la Sevilla-Betis sólo caben sensaciones. El sábado se dilucida el ganador. No es Boston, no es el Charles, no es la alta competición. No se la pierdan.

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