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Chispazos para frenar el fútbol

  • El suizo impuso su ritmo, y dos goles, para que el Sevilla tomase una ventaja que pareció definitiva El colombiano, como casi todo el Betis, sólo apareció en arreones de orgullo

Se movieron en terrenos parecidos Pabón y Rakitic -al menos hasta que el Sevilla se quedó con diez por la expulsión de Medel-, pese a tratarse de dos jugadores con características totalmente diferentes. Ambos conocen su oficio y aprovechan los espacios, el suizo para controlar el ritmo del juego y sorprender desde la segunda línea, y el colombiano para aprovechar su velocidad y su pegada.

Rakitic, elegante en sus conducciones y con el registro de los elegidos para leer a la perfección lo que demanda el juego, se adueñó del balón y de los espacios en un primoroso primer tiempo, en el que su fútbol, con el añadido de dos goles, reventó el derbi de una forma que pareció definitiva.

 

El suizo ya fue protagonista en el derbi de la ida. Entonces anotó el quinto tanto sevillista, ése que tanto gustó a sus aficionados, que además dedicó al hijo que viene en camino. Dos días antes de que llegara el duelo de anoche, Rakitic de nuevo sorprendió saltándose un entrenamiento para contraer matrimonio. Así es el suizo, con la misma tranquilidad para asumir la rutina de la vida como para plantarse ante Adrián y colársela por el lado más inesperado para el portero.

 

El Betis, con inferioridad en el mediocampo, confió en su pegada, pero de la misma no hubo rastro hasta que Pabón le robó la cartera a Medel. No apareció el colombiano como en otros encuentros, quizá afectado por esa falta de fútbol del cuadro verdiblanco, superado tanto en número como en todos los aspectos del juego. No fue casualidad que el Sevilla se colocase con 0-3 pasada la media hora de partido. Hasta entonces sólo existió un equipo sobre el césped, pese a algún chispazo aislado de los extremos béticos.

 

Los de Mel sólo empezaron a salir del túnel tras el gol de Pabón. El colombiano, tirando de orgullo, presionó muy arriba una salida de balón del Sevilla y aprovechó el regalo de Medel para batir a Beto con un toque sutil en su desesperada salida. La jugada definió lo que Pabón representó ayer para el Betis, ese halo de esperanza  de un equipo de Mel que sólo vivió de arreones.

 

Pero al derbi todavía le quedaba acción. La llegada del segundo gol bético y la expulsión de Medel alteraron el panorama. Rakitic, con el obligado paso atrás para tapar huecos, ya no encontraba socios para dominar el balón y su fútbol comenzó a perder de manera lógica esa verticalidad que tantos quebraderos de cabeza le habían costado a Cañas o Beñat.

 

Con Pabón manteniéndose como delantero junto a Jorge Molina, y Rubén Castro y Vadillo por los extremos, los de Mel sólo generaron inquietud con las internadas del puertorrealeño, aunque el tiempo corría y Beto apenas debió intervenir. Hasta que Beñat sacó en corto un saque de esquina hacia Pabón y éste lanzó un centro con su pierna izquierda que superó a los centrales sevillistas y encontró la cabeza de Nosa Igiebor.

 

Fue el derbi del fútbol, con Rakitic por bandera, frente a los chispazos, con Pabón como protagonista bético, con su gol y su asistencia sobre la hora. Fue el derbi de la lucha por Europa, algo que siempre otorga grandeza a un duelo de rivalidad.

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