BALONCESTO l Cajasol

Confianza contra el reloj

  • Alcanzada la mitad de la temporada, el Caja sigue sin reaccionar · Cada vez cuesta más creer en un equipo que carece de la actitud necesaria para resurgir

Primero se pidió paciencia; últimamente, confianza. Es de esperar que cuando se acabe la fase regular de esta Liga no se termine pidiendo perdón. Alcanzado el ecuador de la temporada, el Cajasol ha vuelto a recaer en los puestos de descenso. La esperada reacción que corrigiera el mal arranque tampoco se ha producido en el segundo cuarto de la competición; más bien, ha permanecido la misma tónica, ésa que suspende al equipo con sólo cuatro victorias. La continuidad es el peor síntoma cuando las cosas no van bien, porque es sinónimo de ir peor.

Tan cierto como el dramatismo con que se pinta la realidad cajista es el hecho de que hubo varias derrotas -Valladolid, Joventut, Granada y Real Madrid- en las que se estuvo muy cerca del triunfo. Si se hubieran consumado, al menos, la mitad de las mismas, la perspectiva actual sería otra. Ahí se perdió la oportunidad de reengancharse a un tren que terminó yéndose. Pero los balances no se pueden hacer en supuestos, y menos aún cuando estos tropiezos se debieron más a la falta de clarividencia mostrada en los minutos finales que a golpes de infortunio. Las únicas cuentas que valen hoy suman cuatro. Sobra un dedo y faltan, al menos, ocho triunfos más en los 17 encuentros que restan. Un promedio casi de play off.

El problema es que este equipo no transmite seguridad, confianza ni carácter suficientes. Así es complicado creer ciegamente en él. Ante el Real Madrid se demostró así mismo que sólo hará daño si está concentrado y comprometido durante los cuarenta minutos de juego. El domingo, en Málaga, volvió a evidenciar ese espíritu tan frío que tanto lo ha dañado y que congela igualmente los corazones cajistas. Ha funcionado a base de impulsos, sin regularidad ni consistencia. Desespera ver la fantasmagórica figura de Kakiouzis. Aumenta la sospecha de que, primero Miles y después Miso, se hayan contagiado del aire viciado del grupo. Preocupa la escasa aportación de los reservas Ignerski -el último encuentro fue sólo uno-, Bueno y De Miguel. Bustamante ya no cuenta.

"Los resultados eran para ayer". Ésta fue una de las primeras frases que dijo Magnano cuando recaló en Sevilla, queriendo transmitir que los equipos competitivos han de sentir que siempre van tarde, que llevan menos victorias de las que deberían. Ahora, ese mismo ejemplo hasta hace daño, pero, por suerte, todavía hay tiempo para salvar la temporada.

¿Cómo? Los partidos más inmediatos se antojan decisivos. Seguramente, la respuesta se sepa entonces. El Caja visita al Akasvayu para recibir a continuación al Ricoh Manresa y viajar a Fuenlabrada antes del parón por la celebración de la Copa. Oriol Humet, quien configuró esta plantilla en su día, ha aguantado hasta el límite para mover la primera ficha al contratar a Bennett -con una oferta económica irrechazable-. Si el balance de estos tres partidos es negativo, lo más normal es que llegaran otros refuerzos e, incluso, que se recurriera a un desesperado golpe de efecto con el cambio de entrenador.

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