Dentro del demoníaco calendario que padecemos, con partidos hasta en la sopa, entran como chino en el zapato los parones para que las selecciones nacionales hagan frente a sus compromisos. Y como perjudicados principales, los clubes que pagan a futbolistas de otros continentes. Argentinos y brasileños se van a la Copa América en tiempo vacacional y los africanos a la Copa de África cuando el curso está en su apogeo.

El colmo del despropósito y del perjuicio a los que sostienen el tinglado, que son los clubes, es la Copa de África. Y en este año se ha abierto un conflicto que vamos a ver cómo acaba, ya que la Asociación Europea de Clubes (ECA) amenaza con no ceder a sus futbolistas africanos para dicha competición. Y conflicto habemus, ya que la Confederación Africana de Fútbol (CAF) dice que de eso nanai y que Santa Rita, Santa Rita, lo que se da no se quita, conque a ver qué pasa.

La Copa de África se anuncia para comenzar el 9 de enero y acabar el 6 de febrero, aunque los futbolistas seleccionados deberán incorporarse con antelación para la preparación del torneo. Clama la ECA y resiste la CAF, que, ojo al dato, cuenta con la inestimable ayuda de unos futbolistas que no son proclives a desperdiciar la ocasión de defender a su país, tanto por el honor que ello significa como por la paga extra que recibirán en forma de dietas y primas.

La competición africana nos coge muy cerca por la abundancia de futbolistas de dicho continente en el Sevilla. Los importantísimos Bono y En Nesyri más un Munir que tiene un rol menor, pero también importante, no estarán a disposición de Lopetegui más de un mes si Marruecos, como así parece, llega lejos. Es una de esas incongruencias del universo fútbol, pero que sepan los clubes que son sus asalariados los más interesados en jugar la copa de su continente.