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¡Dejen de soñar y vívanlo!

  • El Cajasol remonta de la mano de Bamforth ante la Penya y certifica su clasificación para el 'play off' con un mate de Landry sobre la bocina

Gracias y mil veces gracias. Quizá no cabría otra de forma de empezar a hablar del partido en un San Pablo que respondió al llamamiento del club para apoyar a unos chicos que, por méritos propios, casta, ganas, fe y ambición, certificaron su objetivo al más puro estilo Caja. Sobre la bocina con un mate de Landry, y con previa remontada heroica de la mano de un espectacular Bamforth. Ya no hay que soñar con el play off, porque ahora toca vivirlo. ¿El rival? Qué más da, toca disfrutar del momento, de un éxito impensable en verano que la tropa de Aíto García Reneses, técnico milenario, se ha ganado a pulso, y con él el respeto de toda la ACB.

Y es que apostar por un grupo de niños allá por el mes de septiembre parecía una temeridad. La salvación, si acaso, y gracias. Pero Aíto, con el trabajo diario junto a Diego Ocampo y Javi Carrasco, la ilusión de una plantilla que más que un equipo es casi una familia y la labor oscura de todos los que trabajan en el club, ha tapado más de una boca dando una lección para muchos en la vida: el esfuerzo tiene recompensa.

Había mucho en juego en el partido. Aíto les había grabado a fuego en la cabeza eso a sus pupilos y el Cajasol salió con una marcha más. Animado en ataque y duro en defensa. Cuando hay un premio tan importante en el aire muchas veces se gana por espíritu. Por ganas. Por casta. Con un Bamforth animado el cuadro hispalense se puso en un visto y no visto con 15-4 en el marcador. Pero quien pensara que el choque estaba encauzado se equivocaba. El Joventut es uno de esos conjuntos del estilo del Cajasol: rocoso, incansable pese a tener jugadores que sobrepasan de largo la treintena, luchador... Y con un jugador como Kirksay en sus filas al que no le gusta perder ni a las canicas con sus hijos. De la mano del francés, la dirección de Vives y el acierto (casi extremo) en los triples, con su tirador Joseph inédito en esta estadística, la Penya volteó el marcador mediado el segundo acto.

Con 26-35 en el luminoso, era la hora de ver de qué pasta está hecho este Cajasol en un encuentro tan decisivo. Por unos momentos se vio miedo a tirar. Balvin, desquiciado, no hacía más que recibir solo bajo canasta y devolver la bola; Landry tomaba malas decisiones porque el balón circulaba mal y por fuera nadie cogía la responsabilidad. Pero apareció un rubio espigado de 18 años que no conoce el miedo. Seis puntos casi consecutivos de Porzingis tranquilizaron al conjunto local, que volvió a tomar las riendas y el control del juego con la entrada de Satoransky, Bamforth y Hernangómez. Los de Aíto volvieron a presionar en defensa y a defender el perímetro, y al Joventut, con un Kirksay que se merendó los primeros 20 minutos sin descanso, se le apagaron los plomos. El Cajasol le devolvió el parcial de 2-12 encajado antes y del peligroso 28-38 se pasó a un prometedor 40-40 para reponer fuerzas y refrescar ideas en el vestuario. Cero a cero y 20 minutos para seguir soñando con sellar de una vez el play off.

La cosa pintaba para la épica, y así fue. La mala defensa exterior permitía al Joventut tener un alto porcentaje de acierto en tiros de tres puntos y entre Savane y Miralles se comieron a Balvin hasta desquiciarlo. La experiencia es un grado. El pívot checo logró su primera y única canasta mediado el tercer acto, pero los problemas para llegar a tiempo para frenar a los exteriroes verdinegros era una condena. Aíto buscó soluciones por fuera, jugando con Franch y Satoransky, y por dentro, con Mata y Porzingis, pero la dinámica no cambió y los de Salva Maldonado enfilaron el final del cuarto con un inquietante 50-59, que Álex Urtasun redujo con un triple salvador.

Quedaban 10 minutos y para un conjunto que no sabe lo que es bajar los brazos como el Cajasol seis puntos de desventaja no es nada. Sólo se podía intuir un problema: los colegiados. Permisivos hasta el punto de dejar a Miralles quitarse de encima a Mata con un par de codazos en la cara del argentino.

El cuadro hispalense empató tras una canasta y un robo de Bamforth y otro acierto de Hernangómez, uno que se pelea con quien sea y demostró una vez más que para jugar a esto hace falta, además de calidad, coraje. Fue el momento en el que San Pablo se dio cuenta de que el equipo necesitaba a la afición y ésta se puso a apretar como nunca en la temporada. El pabellón retumbaba ante los ataques verdinegros, pero un par de malas acciones en ataque, la multiplicación de Kirksay atrás y la aparición de Ventura y Savane bajo los aros pusieron al Cajasol en serios apuros: 71-76 con 1.45 por jugarse. ¿El momento de defender el average de nueve puntos? Otro lo hubiera hecho. No este Cajasol.

Bamforth lideró la remontada. Primero con un dos más uno con una penetración que dejó clavado a Ventura; después, Porzingis rebañó una bandeja del verdinegro y el escolta americano se cascçó un triple que levantó a San Pablo: 76-77. Savane empató y Bamforth no falló desde la personal. Sí lo hizo Kirksay y de nuevo Bamforth acertó para poner el 81-78. San Pablo festejaba. Pero nadie hizo falta imcomprensiblemente y Shurna metió un triple imposible que silenció el pabellón. Pronto, sin embargo, se encedendería de nuevo. Voló el triple de Bamforth, que rebotó en el aro y salió alto, mientras Landry volaba para palmear con un mate que hizo el sueño realidad. Ahora, toca vivirlo.

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