Apenas cuatro días le han bastado a Joan Verdú para ganarse el respeto del vestuario verdiblanco. El catalán, que se ha introducido sin problemas en el grupo, ha empezado a exhibir sus condiciones en las primeras sesiones con balón y ya ha despertado la admiración de sus compañeros. "Ve líneas de pase por todos lados", afirman algunos de los jugadores béticos que se van a beneficiar de esta cualidad del catalán.

Si había alguna duda sobre su comportamiento, la misma se disipó en las primeras horas, al mostrarse el centrocampista como uno de los más implicados en las tareas físicas. A sus 30 años, Verdú ha alcanzado la madurez futbolística y ahora Mel pretende explotarla en beneficio del Betis.

"No lo vamos a descubrir ahora. Su toque y su pase son conocidos de sobra en la Liga. No me ha sorprendido verlo de cerca porque me lo esperaba", dice Juanfran, otro de los recién llegados que se ha quedado prendado del juego del catalán.

Mel tiene claro desde el primer día que Verdú no es un jugador idéntico a Beñat, pese a que también puede liderar el juego ofensivo del equipo. El catalán se siente más cómodo unos metros por delante del medio centro defensivo, lo que también le permite ponerse de gol. De hecho, en el entrenamiento matinal de ayer, que finalizó con un partidillo a medio campo, Verdú no sólo se asoció con sus compañeros al primer toque sino que también mostró su virtud con el golpeo, otra de las cualidades que se pretenden aprovechar esta temporada.

Tanto el entrenador como la dirección deportiva tienen depositada mucha confianza en Verdú. La apuesta para su llegada al equipo verdiblanco ha sido importante, por más que su contrato finalizara el 30 de junio, pero nadie duda de que tras la esperada salida de Beñat, el Betis ha fichado a un centrocampista de garantías para llevar el peso del equipo y aportar esa experiencia tanto en el terreno de juego como en el vestuario Y es que Verdú, en apenas siete sesiones de trabajo, ya se vislumbra como uno de los referentes del vestuario.