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Formar es competir y viceversa

  • El Sevilla Atlético saca adelante un difícil duelo con el Cádiz que le permite seguir creyendo en el esfuerzo El gol de Moi da aire a un jovencísimo filial

El fútbol pocas veces se equivoca. A acciones similares suele dar la misma respuesta y, por ejemplo, una de ellas es que no te puedes fiar de la mala racha de un equipo filial. Un candidato al ascenso como el Cádiz sufrió en su visita a Sevilla una de las reglas no escritas de este deporte y salió derrotado ante un puñado de imberbes que llevaba seis jornadas sin marcar un gol y metido de lleno en la zona de descenso.

Pero en el bando nervionense, que es lo que aquí cuenta, tampoco falla que las cosas nunca suceden por casualidad. La victoria, sufrida, trabajada y hasta bien gestionada aunque con matices, ofrece a los de Ramón Tejada una bocanada de aire que le va a permitir afrontar próximos choques no con menos necesidad, pero sí con el golpe moral de saber que el trabajo, a veces, ofrece una recompensa.

Y ésa es la mejor enseñanza que pueden extraer los jóvenes -jovencísimos- futbolistas de este filial. Lo que ocurre es que tampoco debería ser justo que juveniles (algunos de segundo año) tengan que soportar tantísima responsabilidad en una categoría semiprofesional que no es sino el último escalón hacia el fútbol de élite. Esta misma semana un alto directivo declaraba públicamente que para el club no es importante que el filial mantenga la categoría, sino que la formación de los futbolistas se acelere y estén cuanto antes preparados para competir en el primer equipo. Sin embargo, habría que poner en duda la validez práctica e incluso teórica de esta afirmación, ya que la calidad de la formación, evidentemente, no será la misma con un filial en Segunda B que en Tercera. Por eso, mantener la categoría tiene importancia, claro que la tiene, y si el Sevilla Atlético la pierde será responsabilidad de los encargados de confeccionar la plantilla, no de los jovencísimos jugadores que cada domingo pone Ramón Tejada a pelearse con hombres hechos y derechos, aunque es cierto que la llamada categoría de bronce está perdiendo hasta el bronce por el progresivo descenso de calidad en equipos y jugadores.

El filial sevillista juega con un equipo prácticamente compuesto por juveniles en su totalidad, sin una columna vertebral mínimamente sólida y con dos o tres fichajes de fuera, también jóvenes, que siguen cortando el paso a otros sin aportar nada. Ayer eran titulares los dos gemelos de Chacarita, Nahuel y Joni, con los que se ve una y otra vez que por físico y por fútbol será difícil que lleguen al primer equipo. El centrocampista al menos pone tensión y ante el Cádiz, junto a Luismi, permitió a Cotán tener más libertad para distribuir y tejer fútbol en la zona de tres cuartos en una mañana árida por la buena disposición táctica del Cádiz, que le redujo los espacios a Álex Rubio y le cerró las líneas de recepción a Carlos Fernández. La verdad es que al equipo de Tejada ayer le bastaba con contener el juego de un candidato al ascenso bien dirigido por un ex sevillista, Jorge Luque, pero que acabó decepcionando, sobre todo cuando el partido se abrió. Antes, el equipo amarillo fue el que puso más ocasiones en su platillo de la balanza, aunque tímidas y casi todas con la firma de un jugador fuera de forma pero con una buena zurda, Airam.

Un balón diagonal de Modesto cogió por sorpresa a la defensa cadista y casi al autor del 1-0, el más joven de los veintidós, Carlos Fernández, pero lo mismo ocurría en la portería contraria en un córner fatalmente defendido y que Luque convirtió directamente a media altura y por el primer palo, que extrañamente cubre en estas jugadas uno de los futbolistas de menos altura. La explosión de júbilo llegaría con un espectacular cabezazo de Moi que servía para ganar el partido -aunque con el permiso de un disparo al poste de Gato- y para desafiar la idea de su superior. La formación más completa es la que se hace compitiendo.

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