No es el Levante el rival más simpático para el Sevilla en el Pizjuán en los últimos años. Ha puntuado varias veces y en esta ocasión volvió a hacerlo después de que el equipo de Emery no consiguiera sentenciar mitad por cierta merma física y mitad por la presión de un rival que llegó (y se marchó) en zona de descenso pero que aguantó el pulso y siempre estuvo dentro del partido.

El Sevilla llega al parón con cierta impresión de bloqueo en las últimas citas, en las que a pesar de todo sólo en Bilbao careció de argumentos. Ante el Levante tuvo ocasiones para sentenciar pero pagó, literalmente con sangre, la bajada de revoluciones por la acumulación de esfuerzos.

Esta vez los cambios fueron reducidos. Tres respecto a Bilbao y dos eran obligados, Pareja enfermo y M'Bia sancionado; éstos más el lesionado Reyes eran tres de los cinco ausentes de la cita europea del jueves (más Diogo y Gameiro), con lo que la mitad del equipo se mantenía en las tres citas. Se quiera o no, se acabó notando.

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Con Banega por M'Bia el equipo ganaba toque pero perdía fuerza, así que apostó por jugar rápido y vertical. Ante eso, Lucas Alcaraz propuso presión arriba y el Sevilla no sacó la pelota cómodo, y además Krychowiak tuvo que bajar su posición para ayudar a los centrales. Un Sevilla distinto, menos mandón y sin un dominio claro del centro del campo entre el músculo granota.

El Levante demuestra en dos minutos que no venía de turismo y una mala cobertura Deulofeu-Coke permite a Nikos profundizar y centrar a Casadesús, quien se queda solo por un resbalón de Arribas. Carriço sacó bajo palos y el Sevilla aceptó el aviso.

A los veinte minutos un choque de Beto con Krychowiak paró el encuentro seis minutos por una herida del portero en la mandíbula. Justo antes Arribas había podido marcar de cabeza y justo después hizo diana Vitolo a perfecto centro de Deulofeu en la única acción de mérito del talentoso extremo. Antes de todo eso pareció haber penalti de Banega a Ivanschitz y después de todo eso Vitolo agarró pertinazmente a Casadesús, así que...

El Sevilla llegó al descanso aliviado y con ventaja, y salió como una moto dispuesto a sentenciar. Tres llegadas en tres minutos pero el Levante no se descompone y un mano a mano de Bacca con Mariño en el que el colombiano se queda sin ángulo al sortear al portero ponen fin al acoso local. Beto vuelve a sangrar en un golpe con Carriço cuando éste evitaba una ocasión clara de El Zhar y ni los cambios permiten al Sevilla recuperar fuelle y despachar el pulso.

La recta final es un cúmulo de desgracias para el Sevilla. La herida de Beto no se cierra, el portero falla estrepitosamente en un córner y empata Casadesús. Emery hace el tercer cambio obligado por lesión de Tremoulinas. Arribas, herido en el pómulo, se marea y deja al Sevilla con diez. Fernando Navarro, también herido, acaba vendado y con chichonera...

Y con todo el Sevilla apuró la prórroga, porque el partido se fue a 105 minutos entre los pertinentes descuentos, y tuvo ya las únicas ocasiones, dos de ellas clarísimas de Gameiro. Pero el Levante aguantó un pulso precioso y el Sevilla cedió un empate extrañísimo en el que pagó su descenso en intensidad y su falta de mando en el centro del campo. Eso y la interminable ristra de heridas modificaron una victoria que parecía al alcance ante un rival que no se dejó despachar.