A cinco jornadas del final de la primera vuelta, el Cajasol aún cuenta con opciones reales de meterse en la Copa. Las matemáticas mandan, y en estos momentos la octava plaza la ocupa el CB Granada, próximo rival de los sevillanos, que, como el séptimo, Unicaja, suma seis triunfos, cuatro más que los hispalenses.

Por este motivo, y porque después tocan tres gallos (Tau, Pamesa y Real Madrid), el encuentro frente a los granadinos (domingo, 12.30, por Canal 2 Andalucía) es vital para el renacido conjunto de Magnano, que todavía debe aprobar la asignatura pendiente de los partidos a domicilio, donde le cuesta mucho más imponer el ritmo que imprime a su juego en su cancha.

De la mejoría fuera dependen muchas de las opciones del cuadro cajista de acabar entre los ocho primeros, ya que de los cinco choques que quedan por delante, tres de ellos son lejos del fortín de San Pablo (el citado choque frente a los de Valdeolmillos, contra Pamesa y con el peor Unicaja).

El domingo, pues, el Cajasol disputará la primera de las finales que ahora tiene por delante ante un equipo que, compuesto también por el director general cajista, Oriol Humet, antes de recalar en la entidad sevillana, sólo ha perdido en su casa ante el Barcelona, dato que avisa sobre el potencial granadino en su casa. Sin embargo, el Cajasol se ha impuesto en el Palacio de los Deportes las últimas cuatro temporadas, remontando, en las últimas ocasiones, parciales en contra de más de 15 puntos.

Este Cajasol, desde la incorporación de Miso, parece otro, pero la recuperación del enfermo no será definitiva hasta que el equipo arranque un triunfo revitalizador fuera que aleje todos los fantasmas. Al madrileño, que lleva dos semanas entrenándose a pleno ritmo junto a sus compañeros, le han bastado tres choques para demostrar que es una pieza clave para un equipo que ha acusado en exceso su ausencia visto lo visto en sus comparecencias.