Desde mi córner

Historia de lo que pudo haber sido y no es

  • La final continental de esta noche en Nervión nos remueve el sentido añorando algo distinto

Ucronía al canto, reconstruyamos la historia mediante datos hipotéticos porque sólo imaginar algo que pudo ser, pero no es, nos pone las pajarillas a cien. Imaginemos que el West Ham no hubiese apeado al Sevilla de la competición que hoy se cierra en su campo, pero no nos paremos ahí, sino que imaginemos que el Betis hubiese eliminado al Eintracht en aquella tanda de penaltis que abortó el autogol de Guido sobre la campana.

Soñar sale barato y quién va a impedir que ese sueño de una final continental en Nervión la hubiesen protagonizado los dos equipos hispalenses. Total, ambos acariciaron esa posibilidad bastante cerca de la meta, con lo que tampoco estamos ante una ucronía excesivamente descabellada. Cayeron ambos de la misma manera que podrían haber superado los escollos planteados por ingleses y alemanes, dos hinchadas que llevaron el duelo hasta el Paseo Colón.

El Eintracht, ese equipo prematuramente tildado de paquete por los de siempre, fue capaz de eliminar con toda solvencia al Barça y también a aquel potente, según los de siempre, West Ham que había descabalgado al rey de la competición. Y esta noche, Nervión se viste de gala para una fiesta que ni nos va ni nos viene. Ya hubo una vez, hace sesenta años, que holló Nervión el Rangers en una eliminatoria copera que tuvo nombre propio, el de Marcelo Campanal.

Según los iniciados, y no esos de siempre, ven favorito al Eintracht. Los alemanes lo ganaron todo lejos de su ruidoso y modernísimo cubil del otrora Waldstadion, en la actualidad Deutsche Bank Park. Claro que un equipo escocés no suele tirar la toalla así como así. Lo cierto es que el estadio nervionense acoge una gran gala, no tan relevante como aquella de 1986 entre Barça y Steaua, y que no es lo que el fútbol según Sevilla soñaba... con fundamento.

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