Betis-sporting · la crónica

Homenaje entre amigos (0-3)

  • El Betis, con la pólvora agotada desde que ascendiera hace dos semanas, apenas resiste el empuje de un Sporting que obró el milagro. Gris despedida de Segunda del campeón.

El fútbol sin competición es menos fútbol. Sólo hace falta presenciar los amistosos veraniegos. Este domingo, en el Benito Villamarín, un equipo, el Betis, acudía para cumplir el compromiso que marca el calendario y poco más; su rival, en cambio, apuraba sus opciones de lograr un ascenso milagroso, que pasaba por lograr una victoria por al menos dos goles y esperar un tropiezo del Girona en Montilivi. Durante muchos minutos, el Sporting cumplió con su parte. Sólo le hizo falta poner una marcha más que su rival las áreas, el lugar donde se deciden los partidos. Con el partido ya finalizado y cuando nadie creía en la posibilidad del ascenso, la Primera se le apareció a los asturianos. Y es que el Lugo había empatado en Montilivi, con un polémico final de partido incluido. La mareona estalló en Heliópolis. El Sporting es de Primera. La fe de los de Abelardo, que siempre creyeron en esa posibilidad que se les presentaba, fue definitiva. 

Lo sucedido en el césped no tuvo demasiado historia. El Betis, entre sanciones y lesiones propias de un equipo ya ascendido, presentaba un once de circunstancias, en lo que lo único reconocible era su pareja de delanteros. Pero claro, tanto Jorge Molina como Rubén Castro llevan dos semanas con la pólvora guardada, a la espera de mejores retos. Y sin los goles de ellos, el Betis es un equipo menor, como lo fue en otros momentos de esta temporada. Que le pregunten al Leganés, el último equipo que se llevó los tres puntos de Heliópolis. 

El Sporting, que conocía ese estado mental de los jugadores béticos, apretó desde el inicio. No sólo quería asegurarse los tres puntos sino también enviar un mensaje al Girona. Y en el primer cuarto de hora, los asturianos llegaron hasta en tres ocasiones a la portería de Dani Giménez, con un disparo al palo de Carmona incluido. Eran los primeros avisos de lo que faltaba por venir. 

El Betis, mientras tanto, se gustaba con el balón. Sacudida la presión inicial del Sporting, los de Mel combinaban con calidad, Piccini explotaba la banda y, sobre todo, Rubén Castro y Jorge Molina comenzaban a dejar detalles de esa sociedad que tanto rédito ha dado en verdiblanco. Las intentonas béticas morían en la orilla, sin inquietar apenas a Cuéllar. 

Con el partido lleno de alternativas, una rápida acción ofensiva de los visitantes generó el 0-1. Sergio Álvarez le cogió la espalda a la zaga y su pase fue rematado a placer por Guerrero, que adelantaba al Sporting. Casi ni se paró a celebrarlo el cuadro asturiano, que cogió rápido el balón para colocarlo en el centro del campo. Toda una declaración de intenciones de un equipo que creía en el milagro y que necesitaba dos goles de ventaja. 

En la recta final del primer tiempo, el Betis rozó el empate en sendas acciones de Jorge Molina y Rubén Castro. E incluso el canario pudo anotar uno de los goles de la temporada con una volea desde el centro del campo que se escapó por centímetros. Eso sí, justo antes del descanso se conoció el gol de Sandaza, que adelantaba al Girona, lo que disminuía las opciones de ascenso de los gijoneses. 

Tras el descanso, el Betis salió con más dinamismo y hasta Lesma López pudo señalar un penalti sobre Cejudo. Pero era un espejismo. Al cuadro verdiblanco le faltaba tensión competitiva y al Sporting se lo notaba tocado por lo que sucedía en Montilivi. Incluso Abelardo pareció pensar lo mismo cuando mandó al banquillo a Sergio Álvarez y Carlos Castro, dos de sus mejores jugadores, quizá pensando en la cercanía del play off

Todo se puso más de cara en dos acciones aisladas. Primero, Jony metió el pie a un disparo desviado de Hugo Fraile para anotar el 0-2; nueve minutos después, una galopada de Isma López colocó el 0-3. Un sector de la grada incluso silbó al equipo verdiblanco. El Betis, con Dani Ceballos y Rennella ya sobre el césped, apenas reaccionó. Sus deberes quedaron finiquitados ante el Alcorcón. 

Quizá no fue la despedida soñada del campeón, pero poco importaba. Sin el carácter competitivo, cualquier deporte se desvirtúa y eso pasó este domingo en Heliópolis. El premio lo encontró ese meritorio Sporting que nunca dejó de creer en la Primera, ni siquiera cuando su partido terminó. Sobre el césped, los asturianos conocieron el gol del Lugo, que confirmaba ese milagro buscado durante muchos meses. Sobre el césped, el Sporting impuso su intensidad para asegurarse su trabajo; en la grada, el homenaje fue entre amigos.

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