Pedro Horrillo sigue estable y bajo sedación, aunque ya fuera de peligro, tras haber sido operado de sus fracturas en la rótula y el fémur de su pierna izquierda. El corredor español, que pasó una noche tranquila, continúa ingresado en el complejo hospitalario Hospitales Reunidos de la ciudad italiana de Bérgamo, próxima a Milán, donde los médicos le mantienen en observación y con respiración artificial, puesto que aún no es capaz de respirar bien por sí mismo.

En la operación en el fémur y la rótula a la que se le sometió se le colocó un fijador externo de titanio en la pierna izquierda, pero lo mejor es que las pruebas médicas en la columna vertebral confirman la ausencia de lesiones en esa zona. Fuentes del centro médico afirmaron que los médicos aún mantienen ese "moderado optimismo" de los últimos días, aunque la vida del ciclista "no corre un peligro inmediato". Un milagro tras la espectacular caída del ciclista del Rabobank, que se precipitó por un barranco de más de 60 metros en el descenso de Culmine de San Pietro.

Pero el Giro prosigue y, tras la jornada de descanso de ayer, el pelotón afronta la décima jornada entre Cuneo y Pinerolo, la más larga de esta edición de la ronda transalpina con 262 kilómetros, con la resaca de la polémica etapa de Milán, en la que los ciclistas se plantaron para que los tiempos no contasen en la general. El líder del Giro de Italia, Danilo di Luca, consideró que el parón protagonizado por los ciclistas a causa de la supuesta peligrosidad del circuito en la ciudad milanesa se convirtió en "una payasada". "La protesta se convirtió en una payasada. Desafortunadamente, el ciclismo es esto. Hemos pasado de la razón a la equivocación. Acordamos andar lentamente y dejar ir por delante al Rabobank de Pedro Horrillo, pero no se mantuvo el acuerdo y desde entonces la etapa neutralizada se convirtió en una competición", apuntó Di Luca, quien aseguró que el circuito era "verdaderamente peligroso y que algún delegado del Giro debería ver los recorridos".