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Incómodo en un mundo que fue suyo

Catalán hasta la médula y durante cuatro años rey de Madrid, Josep Guardiola toma ahora distancia de aquella historia de éxito, aparentemente ajeno al último favor que los hinchas del Barcelona le imploran. "Es incómodo para mí hablar del Barcelona, estoy aquí para una semi de Champions, no quiero distraerme", argumentó el entrenador del Bayern Múnich, que en sus cuatro años al frente del Barcelona ganó cinco partidos y empató dos jugando en el Santiago Bernabéu.

Nunca perdió, casi siempre ganó. Los hinchas del Barcelona, golpeados por la eliminación ante el Atlético en cuartos, quieren que Guardiola amplíe esa racha y postergue a los blancos, que no ganan la Copa de Europa desde 2002. Pero Guardiola dice no querer saber nada del asunto. Está en Madrid para encaminar a su equipo hacia la final del 24 de mayo y mantener viva la posibilidad de una defensa del título, algo que se logró por última vez en 1990 al ganar el Milan su cuarta Copa de Europa.

"Desconozco en general lo que puedes comentar, estoy lejos, desconozco...", balbuceó el entrenador del Bayern Múnich ayer ante tres centenares de periodistas en un lujoso hotel del centro de Madrid, claro reflejo de la expectación ante un regreso esperado.

"El miércoles serás la última esperanza de muchos barcelonistas y catalanes que viven en el desespero desde que te marchaste", escribió ayer a Guardiola un columnista en una carta abierta. "Volverás al Bernabéu como quien vuelve de visita a su colegio y entra al vestuario de las chicas", añadió Salvador Sostres en El Mundo.

Guardiola no quiere saber nada de tanta poesía. "Es sólo estadística. Es un equipo distinto, una situación distinta, condiciones distintas. Para sacar el mismo resultado tenemos que hacer una muy buena actuación", sintetizó.

Vestido con un jersey oscuro y estrecha corbata en el mismo tono, camisa celeste y pantalones negros, se valió de cierto aspecto de colegial aplicado para parecer ser modesto y medido mientras respondía a los medios en castellano, alemán, catalán e inglés.

Astuto, evitó caer en trampas cuando se le preguntó por la irregularidad de Lionel Messi. "Mi opinión de Messi no cambia nunca, mi admiración por este jugador es demasiado grande para dejarme influir. No he visto nunca un jugador como él ni habrá nunca un jugador como el", dijo.

Contemporizador, dijo querer ver como rival a Cristiano Ronaldo. La frase fue impecable, cien por ciento guardioliana: "Este juego es para la gente". Pero en el final, mientras un periodista británico retorcía su pregunta para intentar vincularlo al Manchester United como futuro entrenador, Guardiola no pudo evitar una crítica indirecta a España y al fútbol español. Vive, dio a entender, mucho más tranquilo en Alemania. "Hay muy pocos periódicos deportivos, pocas radios, televisiones, se habla lo justo. Entre partidos las cosas son más tranquilas, acá hay todos los días un debate".

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