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Isco traslada a España su fiesta particular

Isco lanza con su pierna derecha el golpe franco con el que abrió el marcador ante Iniesta.

Isco lanza con su pierna derecha el golpe franco con el que abrió el marcador ante Iniesta. / mariscal / efe

Un gol de falta, otro de jugada, uno con la diestra, otro con la zurda, filigranas por allí y regates de fantasía por allá: Isco trasladó su fiesta particular a la selección española de fútbol.

Suyos fueron los dos primeros tantos con los que España tumbó a Italia. El estadio que tanto lo aclama cuando luce la camiseta del Real Madrid se rindió también con Isco vestido de rojo.

El centrocampista de 25 años derribó el muro italiano en el minuto 13 con un disparo de falta. Golpeó con la derecha, en teoría su mejor pierna, el balón superó la barrera y Gianluigi Buffon, el veterano arquero italiano, no llegó a bloquear pese a que el disparo no iba tan ajustado como pareció en directo.

Era un partido de altos vuelos, una noche en la que una derrota habría condenado a España prácticamente a jugar una incómoda repesca para poder estar en el Mundial. No se arrugó Isco, que en el minuto 40 se soltó de nuevo la melena. Recibió un balón de Iniesta al borde de la media luna del área, controló con la diestra, fintó y disparó con la zurda, en teoría su peor pierna. La pelota entró pegada al poste, lejos del alcance de Buffon.

"¡Isco, Isco!", aclamó un Santiago Bernabéu a rebosar. El público estaba celebrando ya antes del descanso la victoria, pero sobre todo estallaba de júbilo con el centrocampista del Real Madrid. Su espectáculo no había acabado: en la segunda parte, cuando el reloj marcaba el minuto 68, regaló una jugada de pura clase. Acosado por Candreva y por Verrati, sólo tenía dos escapatorias, pasar o inventar. Se inventó un túnel y después un pase a Carvajal que casi acaba en gol. Minutos después le hizo un sombrero a Verrati.

Fue su mejor partido con la selección española, un equipo donde le costó -y mucho- hacerse con un lugar en el once inicial. Una historia similar a lo que le ocurrió en el Real Madrid, pero el tiempo le acabó dando la razón y en la última final de la Liga de Campeones consiguió lo que parecía imposible: dejar a Bale en el banquillo, y eso que el partido se jugaba en Cardiff, lugar de nacimiento del galés. Y esta temporada parece inamovible en el equipo blanco.

Desde que fichó por el Real Madrid en 2013, Isco levantó tres Champions, dos Mundiales de Clubes, tres Supercopas de Europa, una Liga, una Copa del Rey y una Supercopa de España. En su palmarés sólo falta un título con España. Fue campeón de Europa sub 21 en 2013, pero con la absoluta tiene el contador a cero. De hecho, ni siquiera ha disputado un gran torneo.

El Mundial de Brasil 2014 le llegó demasiado pronto, con 22 años y una generación de futbolistas por delante que era indiscutible, campeona mundial en 2010 y de las Eurocopas de 2008 y 2012. La Eurocopa 2016 parecía el punto de partida, pero Vicente del Bosque lo dejó fuera de la lista para sorpresa de todos.

Ahora ya no hay duda. Isco, que fue sustituido en el minuto 89 bajo una atronadora ovación, es el presente y gran parte del futuro. Por sus botas pasan gran parte de las opciones de España por recuperar la gloria en el Mundial de Rusia tras los sinsabores de los últimos torneos.

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