El entrenador del Sevilla no se queja por las bajas ni teme que puedan decantar la balanza a favor del rival en un partido en el que su equipo se juega mucho. Le basta con buscar recambios en su plantilla o en la del filial. En cambio, a Manolo Jiménez sí le preocupan las consecuencias que puedan tener en el futuro del equipo una derrota en el Bernabéu, no porque no sea previsible -pues entra dentro de la lógica que manda en el fútbol cuando se aplican los presupuestos-, sino porque la derrota del pasado sábado ante el Atlético ha hecho que las distancias con la zona Champions hayan aumentado.

"Está claro que es otra auténtica final. Hay posibilidades de cumplir nuestro objetivo y tenemos la suerte de que todavía hay finales por delante, pero se nos ha complicado después de la última derrota", indicó un Jiménez que no quiere pensar en volver de vacío de cara al objetivo de estar el año que viene en la Champions. "Será más difícil seguro y habrá que ver y valorar. Perder contra el Atlético fue dar tres pasos atrás. Perder con el Madrid puede ser dramático de cara a ese objetivo, pero hay que mirar lo positivo y mirar lo positivo es ver que estamos respondiendo en esta segunda vuelta".

Surge el asunto de las bajas en defensa, la línea maldita esta temporada desde que empezó el curso y al técnico arahalense no le queda otra que resignarse y confiar en los futbolistas que viajan. "Llevamos a David Prieto, a Fazio, a Mosquera… y como alternativas están Crespo y Poulsen. Las lesiones están siendo crueles pero especialmente con la línea defensiva desde comienzos de temporada", lamentó. El hecho de que el Sevilla le haya ganado ya tres veces al Real Madrid esta campaña, la última de la mano de Jiménez, no quiere decir mucho. Habrá respeto, pero también un rival con un grandísimo potencial. "Ellos saben que somos un equipo peligroso, que tenemos mermada nuestra plantilla, pero que somos un gran equipo. Es verdad que cada vez es más difícil sorprender, pero vamos a intentar que ese respeto que nos hemos ganado se plasme en el campo y lo demostremos", dijo para después valorar la mala racha que últimamente acompaña al equipo de Schuster, una irregularidad de la que no hay que fiarse y que muestra el nivel de la Liga española. "Yo creo que la intermitencia del Madrid se debe a la competencia que le han dado los rivales, como el Valencia. Todos los equipos se juegan muchísimo ya a estas alturas de la temporada. Todos quieren alcanzar algo y no creo que el Madrid esté fallando, sino que los demás están apretando", subrayó.

En estos casos siempre surgen las dudas. ¿Cómo hay que jugarle a un equipo grande en su estadio? "Está claro que quitarle el balón al rival para que no haga su juego y hacer el nuestro. No estoy de acuerdo cuando se dice que no es bueno estar pendiente del rival. Tú podrás pensar eso ofensivamente, pero en al aspecto defensivo tendrás que contrarrestar su juego", indicó contestando a un entrenador en este caso anónimo aunque se trate de una frase repetida por muchos. El Bernabéu siempre impresiona y el Sevilla tendrá que convivir con un escenario que aprieta mucho, pero ya ha demostrado que es un equipo al que no le afectan estas cuestiones. "Temor es miedo, y si vas con miedo no tienes capacidad ninguna y mata tus sentimientos. Sabemos que va a ser muy difícil. El Madrid tiene un abanico de futbolistas impresionantes y en cada demarcación tiene lo mejor que hay. Si hay que tapar a un futbolista en concreto hay otro que puede decidir. Hay que tapar la opción de jugar en conjunto", dijo.

Por último, habló de la desbandada de estrellas que se prevé. Daniel, Poulsen, Luis Fabiano... "Todos sabéis los problemas que desde el punto cero de la temporada hemos tenido, pero ante los reveses ellos se han levantado siempre y han peleado. Me quedo con la profesionalidad. Todos son conscientes de que su futuro pasa por lo que hagamos de aquí al final".