Espanyol - sevilla

Jornada 13 y la alarma encendida

  • El Sevilla juega en Cornellà con la urgencia como agobiante compañera de viaje y todos los ojos en Emery por la pobre imagen de las últimas derrotas.

Las leyes del fútbol no entienden de bonitos proyectos ni se dejan llevar por ilusiones estivales. La pelota va poniendo a cada uno en su sitio y la realidad del Sevilla que hoy, a las doce del mediodía, comparecerá en Cornellà-El Prat dista muchísimo de aquel que hizo que miles de sevillistas se frotasen los ojos por su rutilante triunfo veraniego en Old Trafford. Sólo unos meses después, toda esa vorágine de euforia que parecía ser la respuesta lógica a un revolucionario cambio de plantilla se ha transformado en un desapacible estado de frustración que empieza a preocupar muy en serio a los rectores del club, esos mismos que eran los primeros en ilusionarse con la adquisición de futbolistas como Marin, Gameiro, Bacca, Vitolo, M'Bia... Pero el camino empezó torcido con un calendario demasiado exigente para un equipo tan nuevo y con tantos lesionados y, posteriormente, Unai Emery se ha metido en un laberinto él solito que está por ver que tenga una salida hacia la luz.

De momento, la única luz que hay es la roja de peligro. Aunque parezca mentira recordando aquel sonoro triunfo sobre el rojo fondo de la grada de Old Trafford, llega la jornada 13 y en Nervión se han encendido todas las alarmas. Y todos los ojos están puestos en Emery, como máximo responsable en la materia táctica de un equipo que parece haber perdido el rumbo en sus últimos compromisos competitivos.

La dolorosa goleada sufrida por el Sevilla ante el Madrid ha hecho mucho más daño del que el propio Unai, con su condescendiente visión alegre de aquella humillación, pueda pensar. Sobre todo porque no fue capaz de cauterizar la herida abierta con un triunfo balsámico ante el Celta, día en que su equipo apenas fue capaz de mirar hacia la portería contraria y, en cambio, concedió ocasiones varias a un rival que volvió a aprovechar los muchos agujeros que presenta su esquema de juego. Pese a lo propicio de la cita, sólo tres días después de la nefasta noche madrileña, el Sevilla no sólo no se desquitó del golpetazo, sino que aumentó la grieta del abismo al que parece querer lanzarse su entrenador, bajo la irrenunciable filosofía de proyectar el juego siempre adelante sin calibrar las consecuencias de unos planteamientos casi suicidas.

Hoy se juega Emery gran parte de ese crédito que ha ido dilapidando él solo con decisiones difíciles de asimilar, en palabras del propio Del Nido, que antes de la fatídica semana pasada ya tuvo que defender su tarea en más de una ocasión. Pero tendría que ocurrir otra hecatombe para que el dirigente sevillista diera la fulminante orden de su destitución. Tendría que mediar no sólo una nueva derrota, algo demasiado habitual para el Sevilla cada vez que viaja, sino otra evidencia de que el equipo, su entrenador, tiene el rumbo perdido. Porque después llega el derbi y hay dos semanas en medio que pueden ser larguísimas, o excesivamente cortas si el club debiera buscar un relevo, según lo que acontezca hoy frente al Espanyol.

Después de un largo año sin ganar fuera de casa, precipitar una destitución por una simple derrota sin más resultaría incluso grotesco. Pero, ya que no puede serlo, como la mujer del César, al menos debe parecerlo. Y si su equipo no logra zanjar el mal viajero que lo persigue desde el 24 de septiembre de 2012, al menos ha de manifestar señales de vida, de que mantiene el pulso competitivo.

Enfrente estará un equipo, el de Javier Aguirre, al que precisamente se le han dado mejor en su feudo los rivales de cierto pedigrí. De hecho, el Espanyol ha sido el único que ha sido capaz de ganar, en lo que va de curso, al Atlético de Simeone. Fue por 1-0, merced a una afortunada jugada en la que Courtois se marcó en propia puerta al intentar despejar un buen centro lateral. Pero detrás de aquel triunfo está el trabajo de un equipo que sabe ser aguerrido y que, si acaso, le falta algo de talento en posiciones ofensivas, más allá de lo que ofrezcan los veteranos Sergio García y Simao. Con estos mimbres, Aguirre fue capaz de superar a Valencia y Athletic, también en Cornellà, donde a su vez evidenció sus carencias en sendos empates a cero frente a Betis y Málaga. Ahora recibe al Sevilla fresco, sin el lastre que siempre deja Europa, y que en este caso ha afectado al líder del equipo, Ivan Rakitic.

El suizo-croata, reservado con lógica ante el Slovan el jueves, salió para rematar el partido en los últimos 20 minutos y lo único que logró fue un pisotón al final. Está tocado y apercibido de sanción para el derbi, que se perderá si ve una amarilla hoy. Además, luego debe jugar la repesca del Mundial. Es decir, no afronta el encuentro en las mejores condiciones, ni físicas ni anímicas, por todo lo que pueda distraerse con el derbi o esa necesaria repesca para estar en Brasil 2014 teniendo el empeine dolorido. Sin embargo, a lo que se ve, los únicos caminos pasan por él, pese a que el partido que estuvo más cerca de ganar el Sevilla a domicilio fue sin su concurso, en Valladolid. Pero eso queda tan lejos...

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