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Ya, no es su Liga, pero...

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Está claro como el agua clara que quien maneja los hilos de este Betis no ha querido que su equipo vivaquee en una galaxia parecida a la de su visitante de esta noche, pero ello no quiere decir que el equipo bético tenga que arrojar la toalla antes de tiempo. Llega el campeonísimo y lo hace con ganas de ir quitándose obligaciones y una de ellas estriba en rematar la faena en una Liga que la tiene encarrilada desde que casi echó a andar. Y le espera un Betis que, tras un enero más que aceptable, ha vuelto a las andadas de una dinámica perdedora.

Impresionante la cuenta de resultados ligueros de este Real Madrid de Bernd Schuster. Si como local se muestra intratable, con pleno de victorias en once citas, como visitante también da miedo. Sólo ha perdido tres veces y empatado dos frente a siete triunfos, de ahí que luzca como luce como faro indiscutible en esta Liga. Como dato para cierto optimismo está el que la última vez que viajó perdió. Fue en Almería ante el bien trabajado equipo de Unai Emery, pero también ese optimismo puede trocarse en pesimismo por lo difícil que resulta que un equipo como el Realísimo pierda dos veces consecutivas.

Yendo a su tarjeta de visita, hay que recordar que sus derrotas se produjeron en Montjuïc, Sánchez-Pizjuán y esa última en Almería. Sus tablas las firmó en Valladolid y Murcia para que el resto sean desfiles a paso de oca en lugares tan dispares como Camp Nou, Calderón, El Madrigal, San Mamés, Mestalla, Alfonso Pérez en Getafe y Ciudad de Valencia frente al entonces, y ahora, desahuciado Levante.

Dato también para ciertas gotitas de optimismo en la acera bética es que el martes tiene el Realísimo un toro de cuidado en el Olímpico de Roma. Vuelve la Champions y en la ciudad capitolina esperan Totti y sus amigos con el propósito de dar primero. ¿Ello puede condicionar el rendimiento madridista esta noche en la Palmera? No es previsible que así sea, pues el equipo madridista está sobradamente avezado en acudir a varios frentes a la vez sin perder la cabeza.

Todo indica que formará con Casillas en la portería, retaguardia para Míchel Salgado, Sergio Ramos, Cannavaro y Marcelo, doble pivote con Gago y Guti, Raúl y Robben abiertos, Julio Baptista en la conexión de la media punta y Van Nistelrooy, que vuelve para ser el referente adelantado. Un equipo que mete miedo a cualquiera y más aún a este Betis tan cogido con alfileres.

Y ya que estamos con el anfitrión hay que recalcar que pernoctó en su hotel habitual en la Borbolla, que José Mari y Xisco pasaron de la titularidad a ni siquiera ir a la concentración para que Mark González haga un viaje a la inversa, de no ir de viaje a titular esta noche frente al campeonísimo. Es algo que puede asegurarse siempre en el caso de que no se haya lesionado una vez más y la verdad es que ayer decía encontrarse en perfectas condiciones de participar del gran espectáculo que siempre significa enfrentarse al más campeón de todos los campeones que en el mundo han sido, son y, seguramente, serán.

Formará el Betis con el indiscutible Ricardo en la portería y lo hará escudado en Damià, Juanito, Melli y Fernando Vega; en el doble pivote duda Chaparro entre Juande y Rivera como acompañante de Arzu, pero con ventaja para el canterano, Capi hará de cordón umbilical para que Edu y Mark González flanqueen al argentino Pavone. Es éste el Betis que Chaparro va a disponer para, al menos, no facilitarle las cosas a un Realísimo claro favorito.

¿Y cómo va a jugarle el Betis de Chaparro al imparable rival? En principio, como pueda; las premisas no pasan de ninguna de las maneras por un tuteo que se antojaría de fundada vocación suicida. Lo previsto es no tirar la línea muy adelante, ya que la mayor potencia atacante del líder estriba hogaño en unos contragolpes vertiginosos y precisos que siempre suelen encontrar destinatario, casi siempre con nombre propio, Ruud van Nistelrooy o Raúl González Blanco.

La animación es extraordinaria, es más que probable que luzca el no hay billetes en los ventanucos heliopolitanos, el Realísimo llega con la intención de incrementar la distancia con su único perseguidor y el Betis reza y aprieta los dientes. Así será cuando el navarro Alberto Undiano Mallenco dé la orden de salida. Está claro que el Betis no juega a lo mismo que su omnímodo rival, pero son tres puntos como todos los demás y tampoco tienen los de Chaparro por qué renunciar a ellos anticipadamente.

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