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Manzano vuelve a reincidir en su error

  • El acertado plan inicial, con un poblado centro del campo, dio el control al equipo hasta que los cambios le hicieron perderlo

Una vez más, cambiar a centrocampistas por delanteros o extremos no equivalió a más peligro. Todo lo contrario. El fútbol es, ante todo, equilibrio. Con él, se guarda la portería, la premisa para buscar la victoria. Y mientras estuvieron los titulares sobre la hierba del Santiago Bernabéu, el equilibrio fue sevillista. Pero Manzano, don Erre que Erre, reincidió en su error con las sustituciones, despobló el centro del campo para arriesgar más, como si no hubiera otros cauces para refrescar al equipo, y un Real Madrid con la gasolina justa ajustició al todavía campeón de Copa con un pase largo y raso filtrado a la espalda de la ya entregada zaga roja. Vale que Rakitic bajó su intensidad en la segunda parte y que pedía a gritos el cambio, pero ¿no era más aconsejable tirar de Renato o del propio Medel para adelantar a Romaric?

Defensa

Jugar con Sergio Sánchez es facilitar que la defensa tire la línea más arriba. El central, lejos de acusar la inactividad, actúa con rapidez tanto en la reacción como en la carrera, y además asegura, junto a Escudé, la salida limpia del balón, lo que también ayuda a que los zagueros no den el paso atrás. El Sevilla optó por asumir esos riesgos entre su zaga y Javi Varas a acumular hombres atrás, y en la primera parte le salió bien: neutralizó el juego entre líneas del Madrid, que sólo hizo daño en alguna salida al contragolpe, cuando apareció Di María y conectó con Cristiano Ronaldo. Pero, en el desarrollo del juego, el Sevilla se sintió seguro, con las líneas juntas y bastante posesión de pelota.

A diferencia de lo que sucedió una semana antes en la ida, Manzano pobló el centro del campo de piezas, y eso ayudó al equilibrio táctico y, por tanto, a la seguridad atrás. También abrió una puerta en ataque.

Ataque

Zokora y Rakitic contaron con los apoyos de Romaric desde la izquierda y de Kanoute desde la media punta, y el balón cayó durante mucho tiempo en las botas sevillistas. El equipo se soltó y trianguló, con Negredo acudiendo desde atrás y abriéndose con acierto hacia el perfil zurdo, o moviéndose con habilidad en la línea para salvar el fuera de juego, como sucedió en la polémica jugada del pase de Zokora, que pudo cambiar el signo del partido.

Con los cambios, el Sevilla perdió la pelota y de nada servía la amenaza añadida de Luis Fabiano.

virtudes

Sostuvo el pulso hasta muy al final.

talón de aquiles

Otra vez se desnudó en el medio.

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