El Betis B perdió su cuarto partido de la temporada (1-2) ante un Roquetas que, a pesar de estar en la zona baja de la tabla, infligió un serio correctivo al equipo de Vidakovic. Este resultado hace que los verdiblancos estén pendientes de los resultados de Cádiz y Lucena, equipos a los que saca tres puntos y que podrían darle caza.

El filial bético sufrió desde primera hora la fuerte presión del equipo de Román Florit, que adelantó sus líneas y obligó a los de casa a jugar en su campo. Ante esto, los heliopolitanos tiraron de calidad y tuvieron varias ocasiones de gol gracias a su incisión por las bandas, destacando el trabajo de Kike y Álex Martínez.

El Roquetas continuaba regalándole el balón a los locales y se limitaba a poner el cerco a la meta de Ayala mediante acciones a balón parado, donde el Betis sufrió mucho, pero las llegadas de los rojinegros eran escasas.

La más clara para los de Vidakovic llegó en el minuto 17 con un mano a mano de Sofiane que, solo ante el portero, remató al muñeco cuando tenía una clara opción de pase. Los de casa encontraban el punto débil de su rival que, al jugar con la defensa tan adelantada, sufría con balones a su espalda. Pero pocas fueron las oportunidades que pudieron aprovechar, ya que los almerienses no daban opción y se replegaban bien, maniatando al centro del campo bético.

Cuando todo apuntaba a que el filial verdiblanco saldría en el segundo periodo a hostigar a la lenta defensa visitante, la segunda tarjeta amarilla a Manu Palancar, que derribó a Jotar antes de plantarse solo ante la portería, le daba la vuelta al guión.

Los heliopolitanos afrontaban casi todo el segundo tiempo con uno menos y lejos de hacer fuerte su condición de líder e ir a por el partido, fueron tragados por un Roquetas que vio la oportunidad que tanto había esperado.

En el minuto 69, De Gomar perforaba la meta local tras un buen pase que lo dejó solo dentro del área y cinco minutos después Zamora anotaba el segundo tras aprovechar una pérdida de Raíllo en la zaga, dando un golpe al líder del que no podría sobreponerse.

A pesar de ello, los béticos apretaron en los instante finales y consiguieron provocar un penalti tras una mano de Raúl, la cual significó su expulsión. Kike firmaba el 1-2 que daba esperanzas al equipo, pero el cronómetro no otorgaba tiempo para más y el partido murió con una falta para los anfitriones, en la que Raíllo vio su segunda tarjeta amarilla y también fue expulsado.