En este fútbol tan preconcebido, con los jugadores tan preparados en el plano físico y el riguroso estudio táctico y técnico del rival, la capacidad de sorpresa es lo que suele decidir. A Messi y Cristiano Ronaldo no les hace falta sorprender, suelen hacer lo mismo una y otra vez y casi siempre se salen con la suya. Pero son Messi y Cristiano Ronaldo. En equipos más terrenales, como este Sevilla, la vida es mucho más alegre si Jesús Navas decide salir del doble marcaje que le dispuso Caparrós y pone el balón en ventaja a Manu (otro que sorprende en grandes desmarques) o si irrumpe en zona de remate para aprovechar el maravilloso pase, entre tres jugadores, que facilitó ese talento mayúsculo que atiende por José Antonio Reyes. Salir de la pizarra, romper los esquemas. Eso es lo que vale un potosí.

Defensa

Fazio y Escudé han jugado muchas veces juntos y la coordinación entre ambos no se echa de menos. Caparrós dispuso a Martí y Tissone como zapadores por delante de la defensa de cuatro, con el ex sevillista más adelantado y presionando como a él le gusta, en campo del rival y a su aire; además, otra de las cuatro piezas que supuestamente sí eran ofensivas, el joven Álvaro, se metió en el costado izquierdo para apoyar a Cáceres en la ingrata tarea de frenar a Jesús Navas. Visto el panorama, los baleares se encomendaron a las carreras de Pereira ante Luna y a que el Chori Castro soltara algún latigazo; ambas amenazas se cumplieron en la primera parte, pero apareció Palop.

Con el 1-0, Escudé perdió el salto en un balón largo del rival, a Fazio le costó girarse, Luna llegó tarde a tapar la apertura a Hemed pero éste cruzó demasiado su tiro (59').

Sólo con el 3-0 y los cánticos festivos en la grada bajó un punto, o dos, la intensidad colectiva y el Mallorca se animó a combinar en tres cuartos de campo, pero Medel reactivó a sus compañeros.

Ataque

Jesús Navas se va acercando a su mejor nivel, y eso es mucho. Sobre todo en este Sevilla que necesita chispa, electricidad. Desde su ala originó varios fuegos en la primera parte, que no acabaron en un incendio en el área de Aouate por la resolución de Manu o Trochowski.

Manu, por su parte, ya empezó a dibujar desmarques muy peligrosos, arrancando por fin por detrás de la defensa en el momento del pase, a diferencia de otros partidos. Y casi siempre, de dentro hacia afuera, porque Reyes se ancló. quizá demasiado, en la izquierda.

La movilidad vino acompañada de capacidad de sorpresa cuando por fin Jesús Navas salió de la derecha, Manu se descolgó por la izquierda y Reyes se animó algo más por dentro.

Por supuesto que todo fue más fácil cuando Negredo ejerció de lo que es, un gran delantero en el área (que no delantero de área) para superar a Ramis en el córner que originó el gol que lo desatascó todo.

Virtudes

Los atacantes se van soltando en confianza, desborde... y gol.

Talón de Aquiles

Esa desconexión tras el 3-0.