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Muda para cinco días

  • Los jugadores confían en dar guerra y no descartan que salte la sorpresa, aun siendo conscientes del potencial del rival · Todos consideran clave defender como siempre

Ilusión. Con esta palabra se resume el ambiente que se respiraba ayer en San Pablo en la salida de la expedición cajista hacia Bilbao, donde hoy se reencuentra con la Copa del Rey tres años después de su última participación.

Tres años de vacas flacas que se acaban hoy a lo grande, jugando ante el mejor equipo de Europa, el Barcelona, y con el que, de salida, no hay nada perdido. De hecho, todos, jugadores hasta los técnicos, delegados, fisioterapeutas, utilleros... todos, llevan una muda para cinco días. Para los neófitos la gesta parece imposible, pero para los jugadores la empresa está más al alcance de la mano de lo que dictan las apuestas (se paga 10 euros a uno en internet) a pocas horas de que el balón esté en el aire. Y eso que, pese a la confianza en sus posibilidades, ninguno se aparta del realismo de que vencer al cuadro azulgrana es harto complicado. Al menos, lo pelearán. "Ellos piensan llegar hasta la final y nosotros únicamente en este partido. Soy optimista y realista. Voy con ilusión y ganas de hacer un buen papel en una competición que es especial", señala uno de los capitanes cajistas, Andrés Miso, que tiene claro los pasos a seguir: "Nuestras opciones pasan por estar concentrados los 40 minutos y que no se vayan por más de 10 puntos para llegar a los últimos minutos igualados".

En esta línea coincide también Triguero, que piensa que "la clave puede estar en no encajar parciales importantes". "Un final ajustado será ya un cara o cruz, y esta temporada sabemos jugar esos momentos", indica el valenciano.

Éstos, al menos, saben lo que les espera en la capital vizcaína, pero hay otros que ni siquiera han visto una Copa por la televisión. Sin embargo, ni a unos ni a otros les hará falta que Joan Plaza los motive de forma especial, porque de eso van a Bilbao cargados. "A un jugador profesional no le puede faltar motivación en este tipo de citas. Si le falta, es un problema, pero Plaza puede estar tranquilo de que todos nos vamos a dejar la piel en la cancha", afirma un Savanovic que ya tiene pensada su celebración si a los sevillanos les da por conquistar su primer título: "Si ganamos la Copa del Rey, me pongo a cantar el No llores mujer, de Pitingo, para todos". El serbio, de todos modos, todavía no se ha aprendido la letra: "Sabemos que es una misión muy difícil y que para ganar hace falta jugar 40 minutos sin errores. Para nosotros esto es una final, pero tenemos nuestras posibilidades".

Tampoco descarta al Cajasol el checo Satoransky, otro que se estrena a lo grande y que va "a pelear a muerte". "A un partido puede pasar de todo, y más en esta competición. Que no nos descarten. Si defendemos a nuestro nivel, podemos dar la sorpresa. Es nuestro objetivo". Y si de optimistas se trata, Kirksay se lleva la palma: "A Bilbao no vamos de vacaciones, sino para intentar ganar. Logré la Copa de Francia y la de Rusia, y ahora voy a por la de España. Como yo, todos mis compañeros jugamos siempre al cien por cien, pero si hay que dar el doscientos, se dará".

Pero la preocupación por el cruce no parte sólo desde Sevilla. Tampoco gustó en Barcelona el sorteo, y eso un culé como Xavi Rey lo sabe bien: "Por lo que he hablado con la gente del Barcelona, ellos tampoco están muy contentos por jugar ante nosotros".

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