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Nadal debe estar impecable en la gira de tierra batida Valverde y Sagan dejan a Valgren llevarse la Amstel Gold

Rafa Nadal.

Rafa Nadal. / S. Barrenechea / efe

Llega la gira europea de arcilla, llega el momento de Rafael Nadal. El manacorí afronta el tramo de la temporada que más rentable le ha sido durante su trayectoria, y lo hace con el reto mayúsculo de conservar el número uno. Un desafío que le exige ganarlo prácticamente todo.

Nadal regresa esta semana al circuito en Montecarlo, el torneo que abre la veda de la tierra batida. Después jugará en Barcelona, Madrid y Roma antes de volver a darse cita con la historia en París.

Hasta que la final del Roland Gorras ponga punto y final a la gira el 10 de junio, Rafa tiene por delante una montaña de puntos que defender, un total de 4.680. Al ostentar el título en cuatro de las cinco plazas que visita, el balear está obligado a completar una gira casi perfecta para no ceder su liderato en el ranking de la ATP. Únicamente en Roma, donde no levantó el trofeo en 2017, una derrota no significaría perder el número uno.

La renuncia de Roger Federer a la arcilla, por segundo año consecutivo, convierte su puntuación en invulnerable. Nadal encabeza el ranking con sólo cien puntos de ventaja respecto al suizo, por lo que cualquier derrota en Montecarlo, Barcelona, Madrid o París supondría ceder el puesto.

Por si la presión de defender tantos puntos no fuera suficiente, Nadal llega a la arcilla sin apenas ritmo de competición. Lleva desde octubre de 2017 sin completar un torneo: sus problemas en la rodilla lo forzaron a varias retiradas. Reapareció en enero, en Australia, pero allí también abandonó el cuadro por una lesión en el psoas-ilíaco. Fue hace una semana, en Valencia, cuando por fin pareció estar listo.

Su regreso se produjo en la serie de Copa Davis frente a Alemania, en la que tumbó a Philipp Kohlschreiber y a Alexander Zverev sin ceder un solo set, liderando a España hacia semifinales.

"Siempre me siento bien cuando estoy aquí", señaló Nadal durante el sorteo del cuadro de Montecarlo. Su primer rival en el certamen monegasco será el esloveno Aljaz Bedene o un jugador de la previa. Además, en su lado del cuadro aparecen amenazas de la talla de Dominic Thiem, Novak Djokovic o Grigor Dimitrov.

Pero no hay mayor favorito que Nadal, que en 2017 se convirtió en el primer tenista de la historia que ganaba diez veces el mismo torneo. Lo hizo en Montecarlo y lo repitió en Barcelona y en Roland Garros. Ahora está obligado a engordar esas hazañas si quiere seguir en la cima de la clasificación.

El danés Michael Valgren Andersen (Astana) sorprendió a los favoritos para imponerse en un alarde de fuerza en la Amstel Gold Race, disputada a lo largo de 263 kilómetros entre Maastricht y Valkenburg, logrando así su segunda prueba del World Tour en la presente temporada.

Valgren, de 26 años, segundo danés en ganar la carrera de la cerveza tras Bjarne Riis en 1997, jugó sus cartas con ambición. Con un doble ataque en el tramo final, el segundo de ellos a 2,4 km de meta, descolocó a los favoritos y solo se llevó a rueda al checo Roman Kreuziger (Mitchelton-Scott), a quien batió en la recta de meta.

A pocos metros finalizó como tercero el italiano Enrico Gasparotto (Bahrain) dando tiempo al pelotón principal, con Peter Sagan y Alejandro Valverde, quien atacó a falta de 13 km, llevándose a los más fuertes con él. El exceso de marcaje entre Sagan y el murciano y la falta de reacción al ataque de Valgren permitió romper el pronóstico.

A cinco de meta atacó Valgren con un latigazo contundente, aunque sin éxito. Y a dos del final llegó el definitivo ataque, mientras los demás se miraban y permitían la maniobra ganadora. El danés se llegó a Kreuziger, a quien se impuso para lograr su primera gran victoria profesional.

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