Rafa Nadal afronta en las semifinales de Roland Garros el desafío de Djokovic, el ascendente tenista serbio que pretende convertirse en el primero en derrotarlo en la tierra de París y arrebatarle el número dos del mundo. En una reedición de la semifinal del año pasado, los dos jugadores tienen motivos para confiar en su victoria, aunque las estadísticas están del lado del español, que nunca ha perdido sobre tierra batida contra el serbio.

"El partido está al cincuenta por ciento. Djokovic es probablemente el jugador más en forma del momento y Rafa está en buena condición", aseguró el entrenador del español, Toni Nadal, entrenador del balear, que rechaza el cartel de favorito, pero reconocen que sobre la arcilla su pupilo tiene una ligera ventaja.

Los dos ferrocarriles volverán a chocar en la central de París dos semanas y media después de su último duelo, que tuvo como escenario Hamburgo y como vencedor a Nadal, igual que siete de los 10 envites que han protagonizado. "Ojalá aquel partido sea una referencia, pero son otras circunstancias", afirma Toni.

El tricampeón del Abierto de Francia afronta el encuentro tras haber disputado el torneo más plácido de su historia en París. En los cinco partido disputados ha cedido sólo 25 juegos, y por segundo año consecutivo llega al penúltimo escalón del torneo sin haber dejado escapar un solo set.

"Es impresionante, es perfecto", exclamó Djokovic cuando le preguntaron por los números del manacorí, en medio de las comparaciones entre Nadal y las leyendas de la tierra batida. El balcánico, sin embargo, se ha mostrado menos impresionante en la capital francesa. Sus partidos han sido menos plácidos que los del español, aunque su juego se ha ido engrasando a medida que avanzaba en el torneo. Djokovic puede presumir de haberse apuntado el primer Grand Slam de la temporada, el Abierto de Australia, el primero de una carrera que augura otros, por lo que ya no es un neófito de los grandes torneos y por eso el resultado es incierto. Afirma que Rafa es favorito mientras espera agazapado para dar la sorpresa del torneo.