El San Juan venció sin discusión al San Antonio, un rival directo de cara al ascenso, un triunfo que llegó como producto de una clara superioridad desde todos los ámbitos balompédicos: el apartado físico, el táctico y también el técnico.

Era un partido entre dos de los grandes de la categoría, un choque de trenes en potencia. Finalmente, venció quien mejor se adaptó a la colisión de las dos locomotoras, en el que el San Juan exhibió el vigor de una madurez que superó sin ambages a la fuerza bronca del San Antonio.

Los jugadores sanjuaneros empezaron ganando pronto: el 1-0 del minuto 19 materializaba con justicia el juego visto hasta entonces. La desesperación de verse tan inferior ante un previsible igual se apoderaba de los jugadores del San Antonio, pero el encuentro no cambió nunca de vías.

A continuación, poco antes del descanso, llegaron el segundo gol local y la expulsión del visitante Rubén. A partir de entonces, el partido fue un paseo para el San Juan. Un plácido trayecto a bordo de un cómodo trenecito, mientras que la máquina del San Antonio se fundía a ras del barro.