Los Palacios acabó con la racha de quince partidos de ganar del Villanueva con un gran triunfo. Los palaciegos desarrollaron un vistoso fútbol y acabaron goleando a un flojo Villanueva.

El conjunto de José Antonio Asián humilló al cuadro cordobés en un partido para olvidar en el que Miguel Ortiz acabó de portero tras la expulsión de Óscar Benito. El portero no pudo hacer otra cosa; no como Quero, que se borró del vergonzoso espectáculo al insultar al asistente. Desde el inicio quedó claro que la vuelta a la liga no iba a ser nada plácida para el líder de la competición. El preparador marismeño se presentó en tierras pedrocheñas con las ideas claras sobre qué debía hacer su equipo para sacar algún botín. La presión palaciega y su fortaleza en el centro del campo se comió al doble pivote rojillo. Ni Diego Romero ni el debutante en casa David Pérez fueron capaces de imponer su criterio, por lo que la suerte de los jarotes quedó en manos de alguna genialidad de Baby.

El atacante, ayer referencia en el ataque por la baja por sanción de Chicote, avisó con un disparo cruzado desde la frontal. Fue la respuesta a un cabezazo de González, que obligó a Óscar Benito a sacar una mano prodigiosa. No pudo hacer nada el portero poco después cuando Macías, tras bajar el balón con el pecho en el área pequeña, culminó a quemarropa un envío de Miguel Ángel.

El Villanueva quedó tocado. Y trató de mantenerse a flote. Pero se encontró con un muro infranqueable que impidió que Josete tuviera siquiera que intervenir. Cuando ya pensaba en el descanso para reconstruir su esquema, Los Palacios reventó el encuentro. Monsalvete sacó una falta escorada y Macías, libre de marca en el segundo palo, cabeceó a la red. Pese al mazazo, Carrasco trató de dar un giro al duelo cambiando al doble pivote. Pero sin tiempo para comprobar la posible reacción, el conjunto hispalense sentenció tras una jugada de David que selló Macías. Ni en las peores pesadillas alguno hubiera pensado un partido así.

El Villanueva miraba el reloj esperando el final. Y Quero decidió que ya era la hora, pues con su insulto al asistente dejó a su equipo con diez. Para males mayores, tres minutos más tarde, César Otero perdió el balón en la salida siendo el último hombre y obligó a Óscar Benito a cometer penalti sobre el palaciego Narváez.

El propio delantero lo transformó con Miguel Ortiz de improvisado cancerbero. Con Los Palacios recreándose, Guti sacó petróleo de un contragolpe y culminó el esperpento.