El otro partido

'Palmerín', único vestigio de un centenario fulminado

  • Regresan el himno de Pepe Caro y la ropa del curso anterior

Como con prisas por romper con el pasado -el Betis parece existir sólo desde cierto día de junio de 1992-, pero sobre todo con cuanto él no haya pergeñado. Mientras en muchos de los clubes que celebraron su centenario con anterioridad al verdiblanco aún se hace presente, por hache o por be, la efeméride, en el Betis, transcurridos dos días de 2008, apenas se vio en la esquina de Gol Norte con Preferencia la mínima huella: Palmerín, no se sabe por cuánto tiempo, ocupaba aún su mullida butaca de césped habitual.

Lopera, quien ya el año pasado privó al equipo algún partido de vestir la ribeteada en oro elástica del centenario, la eliminó ayer de forma fulminante para que el Betis, a la fecha, no haya estrenado aún ninguna equipación en la temporada 2007/2008. Si la centenaria ya se vistió el curso pasado, la que lució anoche en la cita copera, verdiblanca a bandas anchas, también era idéntica a la de la campaña anterior.

Pero no fue algo casual. Rafa González Serna y su himno, que han encabezado las listas de ventas de singles, habrán de conformarse en el futuro con alguna que otra descarga esporádica. Su canción fue borrada de un plumazo. En el Betis no interesa vender, quizá porque haya alguien arcaico y trasnochado que piense que el Betis se vende solo. O quizá esté el menudo compositor sevillano en la famosa lista de destruztoreh que manejan en El Fontanal...

Suerte que la entidad no anda escasa precisamente de himnos. Así, el que compusiera Pepe Caro, junto a J. Moreno y J. C. Seco, al rebufo del magno logro copero del 77, sonó anoche de nuevo en Heliópolis. Versionado como en el disco del 94: "Betis, mucho Betis" en vez de "Betis, yo oigo Betis" y "... en este mundo lo que más quiero" por "... en este mundo qué más quiero". El de Cantores de Híspalis, de 1983, sigue a la espera de ser pinchado.

Aunque, por más suerte, el equipo, en las sabias manos de Chaparro, cada día se aísla más de los desmanes de arriba. Como si sólo él fuera Betis. Él y su gente, que ayer vibró con los goles propios y los que caían en Nervión. Algo menos de quince mil fieles, en día de pago para el socio, gozando en plena fiesta y olvidando un 2007 nefando. Las carreras de Rodri, el aplomo de Toni, los paradones de Casto... Ésos son los nuevos aires de 2008, el futuro. Pero de forma natural, sin rupturas bruscas.

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