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Paréntesis a la exigencia

  • Los de Aíto visitan al Real Madrid, líder invicto en la ACB, con el único objetivo de competir y probar fórmulas para suplir a Landry La defensa, primordial, como demostró el Gran Canaria.

Hay mucho que ganar y poco que perder. Quizá es una de las frases hechas más utilizadas y falsas del deporte, porque para un profesional perder debería ser un pequeño fracaso. Sin embargo, todo no es negro o blanco. Existe el gris. Los matices, en definitiva. Y quizá enfrentarse este año al Real Madrid sea una tonalidad de gris que acepta la derrota como algo normal y una hipotética victoria como algo inesperado que si llega será bienvenido y si no, pues a seguir con la temporada tachado ya del calendario el duelo con un rival ante el que , de momento, todos han perdido.

No quiere decir esto que los cajistas vayan a la capital de España de turismo. Eso no entra en la filosofía de Aíto García Reneses, que en sus 111 duelos como técnico ante los blancos, con finales de por medio, conoce ya lo dulzura y el buen sabor que deja ganar al Madrid. No es el conjunto sevillano un equipo que entregue los partidos, al contrario, los lucha (con la excepción de el de Vitoria) hasta el final con uñas y dientes, pero la guerra de este Cajasol es otra y con la inesperada baja de Landry, que tiene para un par de semanas más en el mejor de los casos por una rotura muscular, todo se hace más complicado si cabe.

Con la tranquilidad que da haber ganado la semana pasada al CAI, la tropa hispalense se ve las caras con el líder con la ilusión por bandera y consciente de que todo pasa por defender como nunca y que el Madrid, por supuesto, no tenga su día. Ni siquiera eso te asegura opciones, ya que el equipo de Pablo Laso tiene la virtud de acelerar casi cuando quiere y romper los partidos a su antojo. Por dentro, con el omnipresente Felipe Reyes, con la musculatura de Slaughter, los centímetros de Mejri o la fuerza de un Bourousis, cuyo carácter griego seguro que le hace estar esperando a Porzingis para devolverle el mate en la cara que el letón le hizo en Sevilla. Que lo espere, que el cajista no se arrugará. Por fuera el peligro llega desde la batería exterior con Llull, Rudy Fernández, Draper y Mirotic, bueno donde juegue, y si la cosa corre peligro Sergio Rodríguez llegará, como siempre, al rescate.

Nada se le puede exigir al Cajasol ante un equipo con mayúsculas, pero que el Madrid no se despiste creyendo que los pipiolos sevillanos no presentarán batalla. Satoransky, en el que es posiblemente su último año en el club, no suele fallar en las grandes citas y Bamforth, un ganador nato, está especialmente motivado y llega en un gran estado de forma. Por dentro lo pasarán peor los interiores de Aíto, pero en el proceso de formación de los Balvin, Porzingis, Hernangómez y Burjanadze esto es un máster de 40 minutos que hay que afrontar con una cosa clara: prohibido arrugarse. Así, por ejemplo, el Gran Canaria puso contra las cuerdas la pasada semana a los blancos en su cancha del Palacio de los Deportes de la Comunidad de Madrid, donde no han perdido en toda la temporada. De hecho, los dos único tropiezos, en la Euroliga, fueron en Moscú y Múnich ante el CSKA y el Bayern, respectivamente.

Aquello de ¿quién dijo miedo? le viene al pelo a un Cajasol que, antes de afrontar la jornada 26 acumula 13 victorias y 12 derrotas. Un balance para enmarcar que le da para estar luchando por meterse en los play off, pero exigir una vuelta de tuerca más, en este caso con triple tirabuzón y rizo incluido que sería ganar en Madrid está fuera de lugar. Es un partido para hacer un pequeño paréntesis a la exigencia (propia y ajena) y mirar a la clasificación, sonreír y pensar que, esta vez de verdad, hay poco que ganar y más que perder, todo lo contrario que dentro de una semana ante el Gran Canaria.

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