El Real Madrid perdió ante la Roma su condición de invicto en el Olímpico romano, donde hasta ahora nunca había perdido, desaprovechando como el pasado sábado ir pronto con ventaja en el marcador, el no saber machacar al rival, y ahora debe apelar al espíritu del Santiado Bernabéu para remontar y pasar turno.

Es verdad que el equipo de Bernd Schuster no mereció la derrota, pues hizo y construyó más que una Roma que evidenció no estar en su mejor momento de forma, pero a la que le bastó tender sus trampas para hacer suya esta ida. Le bastó con ello al conjunto de Luciano Spalletti para hacerse con un partido que se le puso cuesta arriba.

El conjunto madrileño supo golpear pronto y en el momento oportuno, cuando acosaba una Roma que había salido más agresiva de lo últimamente habitual. Pero para fortuna del Real Madrid, pronto apareció Robben, que estuvo muy inspirado y con ganas, y él solo se encargó de amargar la noche a la defensa romanista. De una internada suya nació el 0-1, al dar un hábil pase al centro sobre Guti, cuyo disparo en semifallo lo arregló Raúl, muy listo ante Mexes, para enviar al fondo de las redes.

Tras el 0-1 el Real Madrid disfrutó de un rato de inspiración: controlaba el balón en corto, se mostraba atento y serio en defensa, donde Heinze estaba notable en anticipación, y en centro del campo, con Diarra y Gago anulando a los cerebros Pizarro y De Rossi, y por banda, nuevamente con Robben, metía miedo al rival. Incluso, en otra buena acción del extremo holandés, le fue anulado un gol a Van Nistelrooy al recoger el rechace de Doni estando en fuera de juego. En otra excelente internada de Robben, esta vez por la derecha, pudo machacar Raúl con el 0-2, pero el capitán madridista esta vez de cabeza no estuvo atinado y envió fuera su remate.

La Roma estaba sin ideas, a merced del adversario, y sólo se limitaba a lanzar en largo, lo que facilitaba la labor de Casillas y de la defensa madridista, siempre atenta a las incorporaciones por banda de Mancini. Totti, además, estaba muy solo y apenas tuvo momentos de brillo ante el buen marcaje de Cannavaro y Heinze.

Pero, justo en el mejor momento madridista, la Roma logró la igualada. Mancini envió un centro pasado, que Gago despejó mal, ante una posible falta de Totti, y el balón llego a Pizarro que, dentro del área, golpeó duro y estableció, tras tocar en Sergio Ramos, el 1-1. La igualada dio nuevos bríos a la Roma, si bien el Real Madrid no perdió la compostura, siguió con su partido serio, donde tan sólo un muy vigilado Guti no lució lo habitual ante la buena labor de De Rossi.

La segunda mitad siguió teniendo a un Real Madrid más entonado, si bien la Roma ya empezó a poner en liza su trampa habitual: Totti retrasa una decena de metros para atraer la defensa y permitir la entrada por bandas de Mancini y Giuly. Totti lo hizo en el minuto 57 con mucho acierto. Mancini se coló ante Cannavaro, eludió la salida de Casillas y puso el 2-1. El fallo de Heinze en un intento de despeje fue notable.

La ventaja le dio notable tranquilidad a una Roma que jugó aún más especulativo, replegándose con notable número de efectivos, ante un Real Madrid que pecó de buscar la igualada demasiado por el centro, en lugar de buscar el desequilibrio de Robben.

Ante una Roma ya con los tres cambios realizados, lo que evidencia estar muy justitos de forma, Schuster se decidió a hacer un doble cambio, dando entrada a Drenthe y Batista, en busca de fuerza y penetración por la banda. Y estuvo muy cerca de darle pronto sus frutos, pues una internada de Drenthe, en el primer balón que jugaba, mandó el balón sobre Van Nistelrooy que lo envió al palo. Dos minutos después, fue Batista quien tuvo la igualada, pero el brasileño disparó alto. Ya no hubo tiempo para más.

El Madrid debe apelar ahora al Bernabéu, donde esta temporada ha construido su fortín. El gol de Raúl puede valer su peso en oro, pues le sirve al Real Madrid un 1-0; pero ojo, la Roma juega mejor a domicilio con el rival volcado. Todo por decidir.