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Perfiles de una frustación

  • San Mamés se gana el derecho a ser recordado como escenario de una de las mayores decepciopnes de la historia reciente del Sevilla · Análisis de las cusais, y de las consecuencias, de tan estripitoso borrón

Está claro que el más propenso a hacerse daño tras una caída es aquél que frecuenta los edificios altos. Lo de San Mamés ha dolido mucho en el sevillismo y el señero estadio bilbaíno será recordado ya como el escenario de una de las mayores desilusiones de la historia más reciente, pero también matizando que de una historia en la que las alegrías han sido más numerosas que las decepciones. Ésta, al igual que sus consecuencias, puede analizarse desde diferentes perfiles, todos ellos discutibles por supuesto, pero de alguna manera con incidencia directa o indirecta en lo que ocurrió sobre el césped bilbaíno durante noventa y cinco minutos de tiempo real y muchos menos, demasiado pocos, de tiempo futbolístico.   

LA AFICIÓN TAMBIÉN PIERDE

No es culpar al sevillismo de nada, es, sencillamente, reconocer que fue la semifinal del hambre. La goleada de la afición del Athletic no fue sólo en el partido de vuelta, en el que un enfervorecido San Mamés  hasta la bandera hizo lo imposible por comerse al rival, sino en el partido de ida. El sevillismo no ha vivido muchas semifinales en los últimos años,  pero hasta con pocas se malacostumbra uno. El aspecto que presentó el Sánchez-Pizjuán en el primer enfrentamiento entre ambos no era el acorde con una cita con la historia, sensación que sí caló desde el principio en el aficionado bilbaíno. La lluvia, la comodidad que dan las cámaras de La Sexta... retrayeron a la masa social nervionense aquella noche de perros que luego se arreglaría en la segunda parte en lo climatológico y en lo futbolístico. Acaparar todo el papel en el partido de vuelta era lo lógico y lo que se podía esperar de una afición sedienta de sueños, como quizá estuvo la sevillista en una noche de Feria en 2005 en un partido contra el Schalke 04 y como hace tiempo que no está.

DEFENDER LA ESTRATEGIA

No era un hecho aislado. El equipo de Jiménez llevaba varias semanas desenterrando un viejo defecto que la temporada pasada se convirtió en obsesión y que se llevó por el camino muchos puntos y no pocos objetivos. El centro de la defensa, los balones colgados, la estrategia en córners, faltas laterales... estaban volviendo a ser un problema. No tan grave como en el ejercicio pasado, pero lo cierto es que la mayoría de los goles recibidos en las últimas jornadas habían venido así. Caparrós y el Athletic lo olieron ya en la ida y Llorente no tuvo reparos en citar que ésa sería la dirección de sus armas. Dicho y hecho. El Athletic tardó 4 minutos en cantar bingo en una jugada así -le bastó un simple saque de banda- y sus variantes en materia de rechaces, cuerpo a cuerpo y segundas opciones.

ESE CENTRO DEL CAMPO...

Si los responsables de la planificación han perdido tanto tiempo, palabras, saliva... en defender a los centrocampistas de la plantilla tras la marcha de hombres como Poulsen o Keita es porque algo de verdad se esconde en tales comportamientos. San Mamés fue un ejemplo más de que lo que se ha venido apreciando a lo largo de la temporada, que los hombres encargados de ocupar la zona ancha, independientemente de la calidad futbolística, carecen de otras cualidades necesarias -ritmo, tensión, personalidad...-   para imponer su ley en un partido tan físico como el de Bilbao. Devorado por la presión ordenada por Caparrós a los suyos, el eje sevillista ni frenó ese acoso  ni supo parar el partido para acomodarlo a un ritmo que beneficiara a la mayor calidad propia. No supieron hacer esa transición y el juego de los de Jiménez se limitó a pelotazos a un maniatado Kanoute.

EL CANSANCIO

A Caparrós se le escapó en una entrevista nada más concluir el partido que entendía que el Sevilla no aguantara el ritmo impuesto por el Athletic porque "tuvo que realizar un esfuerzo el otro día...". No recordaba que ese mismo esfuerzo había sido contra su equipo. La diferencia es que él decidió meter en manteca a los suyos y Jiménez no y dejaba abierta con sus palabras la reflexión sobre la elección de su colega. Hubo jugadores presentes en los dos partidos que lo notaron. Unos más que otros, pues los casos de Romaric y Fernando Navarro fueron claros. El caso es que el Sevilla, que reservó en el partido de Liga a cuatro titulares -Jesús Navas, Adriano, Renato y David Prieto-, se juega en el torneo de la regularidad mucho más que el Athletic.

LA HUMILDAD

Las palabras que Del Nido pronunció en la víspera se le volvieron en contra, pero no deja de ser el mismo comportamiento que el presidente ha tenido siempre cuando se trataba de motivar a los suyos en una cita importante. La frase ha tomado mucho protagonismo, pero no debe ser tomada más allá de una anécdota que no tuvo trascendencia alguna en lo que ocurrió sobre el terreno de juego.

LAS CONSECUENCIAS

Jiménez, que ya de por sí tenía que nadar contra corriente para ganarse el crédito de afición, prensa y hasta parte de la cúpula directiva, vuelve a recibir un puyazo del que deberá cuidarse para que no afecte al único frentre abierto, la Liga.

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