En su conferencia de prensa posterior al partido, Paco Chaparro aseguró que no había realizado gesto alguno dirigido a la afición sevillista, pese a que ésta se mofó del trianero durante el encuentro. Las cámaras de Cuatro y Canal Sur, en cambio, sí cazaron al entrenador bético realizando un corte de mangas, aunque no señalando directamente a los aficionados rivales. El propio Chaparro, menos de 24 horas después del encuentro y en conversación con este periódico, quiso aclarar sus gestos, al asegurar que su intención nunca fue agraviar a la hinchada sevillista.

"Lo primero que querría hacer es pedir disculpas si alguien se ha sentido ofendido, pero mi intención nunca fue ésa. Yo le tengo mucho respeto a la afición del Sevilla e incluso he trabajado allí muchos años, por lo que nunca me dirigiría a ellos de esa manera. No he querido molestar", comentaba Chaparro, que ofrece una explicación a las imágenes televisivas: "Cuando acaba el partido, lo que hago es un gesto de rabia, después de la tensión acumulada, pero jamás dirigido a la afición. Si hice otro gesto antes vino por una pérdida de balón de un jugador nuestro que provocó mi enfado".

Así quiso salir al paso Chaparro de la única polémica que dejó un derbi tranquilo en cuanto al comportamiento de los clubes tanto en el terreno de juego como en el palco, y donde el único pique lo han protagonizado, curiosamente, dos entrenadores que guardan buena relación.