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Cartabón, cartulina y pegamento

  • La presentación del Barça de Quique Setién trae un equipo que dispara la posesión. pero que, sobre todo, trata de evitar duelos y desequilibrios.

  • Los mil pases, la anécdota mediática.

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La Pelota de Papel / Departamento Infografía

Obviemos la barrabasada que supone destituir a un entrenador en enero liderando la clasificación de Primera y con vida en todas las competiciones. Es difícil buscar una justificación sin entrar a profundizar en la intrahistoria de un club que es mes que un club... es un enigma. Pasado ese escalón, sí resultaba desde el punto de vista futbolístico muy interesante comprobar la propuesta que podía traer Quique Setién al Camp Nou por aquello de la afinidad de estilos con ese otro Barça que llegó a cambiar la historia del club hace algunos años.

Es rotunda y totalmente cierto que las modas pasan y lo del guardiolismo parece superado en el fútbol español. Al menos en algunos foros, pero también puede decirse que esto es distinto y que no hay dos modelos iguales ni mucho menos existe la capacidad de implantar estilos con afinidades parecidas en dos plantillas distintas.

Lo que no se puede negar es que el Barcelona de Ernesto Valverde pasó a la historia, igual que pasaron el de Guardiola y el del mismísimo Cruyff. En que la esencia es la del de Rinus Michels estamos todos de acuerdo, igual que ese Barça tan elogiado tampoco sería posible sin el sello de Paco Seiru.lo en la integración de las parcelas físicas, futbolísticas y cognitivas en un todo homogéneo.

Todo por los porcentajes

El nuevo Barcelona de Quique Setién hizo su presentación en el Camp Nou con un triunfo sobre el Granada fraguado con un gol de siempre, Leo Messi, pero con muchos cambios de ruta del GPS. Con más rodeos dirán algunos y con más espectáculo espetarán otros. Lo que sí es cierto es que el fútbol de cartabón, cartulina y pegamento apareció sobre el tapete de Les Corts, distrito barcelonés sobre el que se levanta desde 1957 el templo barcelonista.

Setién, con sólo cinco sesiones de entrenamiento, cambió la fisonomía del equipo hasta el lunes de Valverde, que a efectos de esquema de juego varió el 1-4-3-3 incuestionable del extremeño a un patrón de tres centrales.

Pero las diferencias no se apreciaron tanto en la disposición como en la forma de llegar al área rival. Con Setién el Barça –como era de esperar– alcanzó unos porcentajes de posesión del 82,6 %, niveles que no aparecían en la Liga española desde la temporada pasada, precisamente con Setién en el banquillo del Betis y en un partido ante el Leganés. Comparados con la última victoria del Barcelona en su casa, ante el Alavés por 4-1, los culés han mejorado en control del juego –y superarán estas cifras seguro–, ya que con Valverde frente a los vitorianos la posesión fue sensiblemente inferior, del 69,4%.

El dato de los mil pases (1.005 para ser más exactos) es una anécdota, aunque no tanto. De los 770 del Barça-Alavés (89% de acierto frente al 92% de Setién), sólo hay un 5 por ciento de diferencia en cuanto a pases horizontales o en progresión. Es verdad que el anterior Barça era más directo, pero ¿quiere eso decir que también era más efectivo? Ante el Granada realizó 18 disparos, 5 de ellos a puerta, diez más que frente al Alavés (10/5).

Medir las sensaciones futbolísticas a través de números es un error cada vez más extendido en los tiempos que corren porque esta actividad nunca se podrá parecer, ni un poquito solo, al baloncesto. Quizá en toda esta historia la clave estará –y puede que nadie lo haya dicho– en los terrenos que pise Messi con este nuevo modelo que prima el juego al pie y detesta los uno contra uno. Salvo que sea el astro argentino el que encare, claro, o que esos duelos resulten ganadores.

Pero es que la España futbolística está equivocada de cabo a rabo con Setién, pues la obsesión del cántabro no es la posesión; la obsesión del nuevo entrenador del Barça es evitar a toda costa los desequilibrios.

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