Rusia se clasificó para disputar los cuartos de final de la Eurocopa 2008 ante Holanda, tras vencer con claridad a Suecia por 2-0, merced a dos tantos de Pavlyuchenko y Arshavin.

El equipo dirigido por Guus Hiddink logro el pase por méritos propios, superando con claridad a una Suecia que se paseó por el campo sin alma y sin fútbol, pese a que le bastaba un empate para conseguir el pasaporte a la siguiente fase gracias a su mejor diferencia de goles.

El seleccionador escandinavo dejó a Ibrahimovic en el banquillo en el segundo tiempo del encuentro contra España para preservar a su estrella, pero la figura del encuentro fue Arshavin, que venía de cumplir dos partidos de sanción. El delantero cambió la cara al equipo con su talento y su velocidad y llevó a su equipo camino de los cuartos. Rusia se lanzó al ataque desde el primer minuto de juego, aunque debió esperar 24 para festejar su primer gol. Una jugada colectiva terminó con la incursión en el área del lateral diestro Anyukov, que mandó un certero centro para que Pavlyuchenko pusiera el 1-0 en el marcador .

Los nórdicos, ultradependientes de Ibrahimovic, apenas reaccionaron al mazazo. El ariete del Inter sigue lejos de su mejor forma física debido a los problemas en su rodilla izquierda y, aunque disputó los 90 minutos, no pudo desequilibrar en ningún momento a la zaga contraria.

En el segundo tiempo el dominio ruso fue todavía mayor. Y era lógico que tanta superioridad, con un fútbol colectivo y muy rico técnicamente tuviese su reflejo en el marcador. El 2-0 llegó al poco de la reanudación y casi sentenciaba el choque. Otro rapidísimo ataque contraataque culminó con la asistencia de Zhirkov y la definición tirándose al piso de Arshavin. Los 40 minutos restantes fueron un monólogo de los rusos, que pudieron marcar varios goles más, demostrando un nivel con el que ahora serán considerados rivales de fuste para Holanda, hasta ahora la mejor selección del torneo junto con España.

Rusia, antes de ponerse a preparar el desafío del sábado, está de fiesta. No es para menos. Es la primera vez desde la desaparición de la URSS que alcanza la segunda fase. Todo de la mano del mago Hiddink, que puede realizar otro de sus milagros y llevar a una selección sin opciones a lo más lejos del campeonato.