LaLiga 1|2|3

Sin gol, despegar es una quimera (0-0)

  • El Sevilla Atlético sigue sin ganar, pero mantuvo a raya al Cádiz con dos magníficas paradas de Caro

Carmona elude la presión del cadista Álvaro García.

Carmona elude la presión del cadista Álvaro García. / Juan Carlos Muñoz

La victoria le sigue siendo esquiva al Sevilla Atlético, que ante el Cádiz dispuso de varias ocasiones de peligro, si bien no fue capaz de transformarlas en gol. ¿La lectura positiva? Que tras tres derrotas consecutivas volvió a sumar.

Empezó igualado el encuentro, con ambos equipos pugnando por la iniciativa, midiendo las distancias y los espacios. Ninguno quería tomar riesgos innecesarios antes de tiempo. Quedaba mucha noche por delante, cálida y previa al día de fiesta. Aguarla en los albores del duelo no parecía interesar a ninguno de los actores protagonistas.

Antes de que la pausa se convirtiese en letargo, Caro emergió con su manopla salvadora para desviar un peligroso remate de cabeza de Álex Fernández que se fue envenenando conforme se aproximaba a la meta sevillista.

Superado el minuto 10 de partido, la tregua se había acabado. Conscientes de ello, los pupilos de Luis García Tevenet fueron poco a poco adelantando su presión.

En esa tarea se afanaron especialmente Yan Eteki y Curro. El primero filtró hasta tres balones a Carlos Fernández, quien no supo sacar rédito de ninguno de ellos. El segundo, un cohete por la banda izquierda, exigió al Cádiz en el centro del campo más de lo que habría deseado.

Pero al Sevilla se le resistía el disparo definitivo, el que terminase de meterlo en el choque y avisase a los cadistas de que aquella noche iba a ser la del punto de inflexión. A punto estuvo Carlos Fernández de lograrlo a la media hora con una ruleta de calidad que dejó atrás a Servando y Kecojevic y un disparo que obligó a Cifuentes a estirarse. Así, con una ocasión para cada equipo, se llegó al descanso. Aunque el marcador no había experimentado cambio alguno, el Sevilla demostraba estar un pasito por delante.

Sin embargo, el paso por vestuarios no dio continuidad a esas sensaciones. La cautela volvió a apoderarse del filial sevillista tanto como de su adversario. Sólo Álvaro García, un verdadero quebradero de cabeza para la defensa local, llevó la inquietud a la grada con un disparo algo escorado en el minuto 54 y otro con efecto en el 59. Y ahí estuvo Caro, atento y efectivo como en la primera mitad, para desviar sendos intentos.

Atravesó una fase de dudas el equipo de Tevenet, frenado en su ímpetu. Hasta que Mena zarandeó a sus compañeros con un derechazo que acabó yéndose alto. Al menos el peligro volvía a emerger de las filas locales.

Entre tanto, Carlos Fernández empezó a desesperarse en el área cadista, pues no hallaba la manera de batir a Cifuentes. Tampoco es que el meta visitante se mostrase tan providencial como su homólogo en el Sevilla. De hecho, fueron más bien las prisas y los nervios los que terminaron por condenar al joven delantero.

Su ocasión más clara en este segundo acto, un tiro pasado de fuerza desde la izquierda, fue su última contribución en tareas ofensivas. Minutos después, Marc Gual le tomó el relevó en la delantera. Tampoco así el luminoso se alió con los sevillistas.

En la recta final, el duelo degeneró en pura fricción. La tensión fue en aumento a partir de un rifirrafe entre Curro y Brian que el árbitro intentó aplacar mostrando la amarilla a ambos.

Pero la mecha ya había prendido y las interrupciones se hicieron más frecuentes. El culmen llegó en una falta de Matos sobre Moha Traoré que sacó del partido al sevillista antes del pitido final. Por aquel entonces, la tensión competitiva ya se había diluido. La suerte de ambos estaba echada y el marcador, como al inicio.

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