Amistoso o lo que se quiera, el Milan es el Milan y el Sevilla ya es el Sevilla. A nadie le gusta perder y por mucho que sea primero de agosto y aunque el potencial sea tal o cual, el Sevilla afrontó su primer compromiso de nivel este verano mostrando su cara ganadora y su mentalidad dominante. Apenas veinte minutos de tregua concedió a un rival a la defensiva muy por debajo en revoluciones que el equipo de Jiménez.

Torneo del Ferrocarril, Moscú, una hora ideal para la tarde televisiva. El Sevilla ha entrado en estos selectos círculos veraniegos que enfrentan entre sí a los más grandes de Europa para preparar el curso y el Milan se presenta como un rival idóneo y con una carga simbólica más que apreciable, uno de los símbolos de la época dorada del sevillismo y a la vez de los momentos más duros de la era moderna del club.

Sale el Sevilla con un equipo de enorme nivel. Experimentos cero, todo en su sitio y en pleno rodaje. La defensa es entera nueva salvo el coyuntural David Prieto y de ahí en adelante ya todo es más conocido, pues sólo el imponente Romaric no se conoce al dedillo cada movimiento del resto.

Ocurre que el Milan tiene a Kaká en tercera velocidad todavía, a Ronaldinho con la cabeza en Pekín y la delantera huérfana de referencias. Total, que su equipo está lleno de veteranos superpagados y escaso de talento. Y en agosto, escasísimo.

Con Maresca dándole al Sevilla lo que Pirlo no consigue aportarle al Milan, las camisetas blancas dominan con autoridad aunque con escasa llegada. Abbiati no es que tenga demasiado trabajo pero el Sevilla muestra esas líneas de lo que será su camino próximo, con menos abuso de la banda derecha, una firmeza defensiva sensiblemente superior y una capacidad para hacer daño arriba pero que muy considerable.

Llega el descanso plácidamente para el Sevilla y con dudas para el Milan, que prescinde del poco rodado Kaká para apostar por Digao, con más que ofrecer en este momento. Maresca sigue mandando con Renato liberado y Romaric ofreciendo de nuevo una sensación espléndida olvidados ya ese descuido vacacional en la dieta.

Es comenzar la segunda parte y ponerse todo de cara con una falta que lanza Maresca y que Gattuso remata en plancha de forma extraordinaria batiendo con estilo a Abbiati. Minuto 47, 0-1 para el Sevilla y desde ahí la sensación de que el segundo gol es cuestión de tiempo.

No llega en un soberbio pase de Maresca, que deja solo a Jesús Navas ante Abbiati para que éste le adivine la vaselina, y lo que sí llega es la lógica reacción de un Milan que siempre es el Milan, aunque este curso haya quedado relegado a rival a batir en la Copa de la UEFA, a principal competidor del Sevilla en el torneo.

Brocchi remata al palo un centro del gris Ambrosini y el Sevilla advierte que la situación nunca es segura. Maresca vuelve a partir al Milan por el centro y ya con Capel en cancha las llegadas van en aumento. Pueden marcar en la misma jugada Navas y Luis Fabiano, pero de nuevo el Milan recuerda que sólo el árbitro convierte en definitivo un resultado cuando Jankulovski hace que se luzca Palop con un disparo lejano cruzado ya el 89. El 90 llegó y el Sevilla jugará la final de este amistoso de nivel en Moscú, fiel reflejo de la realidad y ambición que el equipo quiere perpetuar año tras año.

AC Milan, 0: Abbiati; Oddo (Bonera, 75’), Maldini (Jankulovski, 46’), Kaladze, Zambrotta (Favalli, 58’); Gattuso (Antonini, 69’), Pirlo, Ambrosini; Seedorf, Kaká (Digao, 46’); y Paloschi (Brocchi, 58’).

Sevilla FC; 0: Palop; Konko, Squillaci (Mosquera, 77’), David Prieto, Fernando Navarro; Maresca, Romaric; Jesús Navas (Duda, 89’), Renato (Kone, 84’), Adriano (Diego Capel, 61’); y Luis Fabiano.

Goles: 0-1 (47’) Gattuso, en propia puerta.

Árbitro: Stanislav Suhina (ruso). Mostró tarjeta amarilla a Ambrosini, Gattuso y Jesús Navas. Expulsó a Brocchi por doble amarilla (80’).

Incidencias: Primera semifinal del Torneo de los Ferrocarriles (RZD) disputada en el Lokomotiv Stadium.