La Crónica

Simplemente Reyes (1-0)

  • El utrerano se echa a sus espaldas a un Sevilla sin pies ni cabeza y lo saca del lío en el que estaba metido. El típico y desafortunado arreón inicial llegó tras el descanso para hacer justicia.

El Sevilla sigue sin jugar a nada. Pero al menos gana, que no es poco y menos para un equipo que anda sumido en un atascadero futbolístico de tomo y lomo y que necesita de victoria como ésta para ver algo de luz y que sus objetivos, con más de media Liga por delante, no empiecen a verse ya como una quimera. El efecto cauterizador del triunfo cosechado es indudable, porque, durante 83 minutos, en Nervión dio tiempo a pensar en cualquier cosa...

Pero, el Sevilla, este Sevilla decididamente a menos con futbolistas sobrevalorados y con un entrenador incapaz de mejorar a casi ninguno, sí tiene en sus filas a más de uno de indudable calidad. Y cuando ésta sale a escena, todo comienza por Negredo y suele acabar por Jesús Navas, aparcándose al mejor de todos, a Reyes, a ese futbolista aparentemente pusilánime que juega sólo cuando le da la gana, pero que cuando lo hace es capaz de ganar partidos.

Ayer quiso y pudo. Un año después de su llegada en loor de multitud, el sin par pelotero utrerano acudió al rescate de su equipo cuando más le apretaba el nudo de la corbata a un técnico del que se temía incluso una nueva y caprichosa sustitución del único jugador que le daba algo a este Sevilla que parece hoy tan poco.

No fue la explosión de su primera noche mágica tras su vuelta en sevillista. No le hizo dos goles al eterno rival, no, pero jugó mejor. Igual de verdad, pero echándose al equipo a la espalda, poniendo en funcionamiento a un alicaído Jesús Navas, asociándose con otros de los buenos, Rakitic, buscando a Negredo, incluso robando algún que otro balón de mérito. En definitiva, demostrando que no está muy lejos del jugador que el Sevilla creyó fichar. Y es que dar por muerto a los buenos tiene estas cosas...

Míchel debió agradecerlo sobre manera. En su penúltima vuelta de tuerca armó al equipo en un 4-1-4-1 con Kondogbia como acertadísimo cierre y Medel y Rakitic de interiores. Reyes, a la izquierda. Es lo de menos. El Sevilla no funcionó, como siempre. Y hasta se echó de menos ese arreón inicial que acogota a los rivales y en el que siempre se hace acreedor a algún gol. Esta vez no hubo tiro al poste ni siquiera fuera. Sólo un penalti escamoteado por manos de Flaño en un salto con Negredo...

Sea como fuere, muy poco. Y las mismas sensaciones, las de equipo plano, sin un armador de juego en el centro del campo, desordenadísimo en la presión, desastroso en el repliegue, sin ideas... Tanto fue así que Osasuna, uno de los peores equipos de la Liga, llegó a creérselo y cada vez acudió a hostigarlo más arriba, incluso adelantando con osadía su defensa. Fue lo único que leyó bien el Sevilla, aunque mejor dicho Reyes y Rakitic, quienes buscaron la espalda de los centrales navarros con pases largos hacia Negredo, resueltos con poco peligro o por un linier que hiló fino, demasiado fino en una ocasión en la que el vallecano dio la sensación de partir en línea.

Con todo, la puerta a la mejoría quedó abierta de par en par. Era difícil jugar peor y Osasuna, seguro, iba a pagar físicamente su esfuerzo y, por qué no decirlo, una falta de calidad de la que apenas se salvan su portero y su ariete.

El arreón se presumía y con éste asomó Reyes y hasta el fútbol combinativo arrancó algún ole de un estadio, frío y desangelado por mor de los golfos de los programadores televisivos y de ese Gol Norte al que da grima mirar. En la época de los positivos, al Sevilla ayer le hubieran dado dos. Entre la grada medio vacía y los pitos, pareció jugar por momentos en aquel impresentable El Sadar nevado.

Pero Reyes estaba calentito y lo supo transmitir al equipo y hasta a la grada, animosa en cuanto olió que la presa estaba cerca. Poco a poco, el sevillano fue metiendo a Osasuna en su área y las ocasiones se sucedieron una tras otra hasta que ni Andrés Fernández ni su poste izquierdo pudieron evitar un gol tan justo como necesario.

Analizar ahora si Del Nido tenía ya listo un saco de carbón para Míchel por si acaso es jugar a adivino. Con todo, si se mira sólo el juego, nadie se puede engañar. Que al Sevilla le falta un goleador es una evidencia, máxime si marca en el minuto 83 con Babá en el banquillo, pero que puede y debe jugar mejor... Y que debe ganar más partidos...

Eso sí, si Reyes decide ser Reyes no sólo en la noche de Reyes... Y si algún otro también se echa el equipo a la chepa y gana partidos...

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