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Sufrida, aunque cómo vale (77-83)

  • Trascedente El Cajasol se impone al colista en los últimos minutos de un igualado duelo en el que le faltó acierto

Más valía un triunfo feo que otra derrota honrosa, como las del Barcelona. Y así fue. El Cajasol se trajo de Murcia una victoria en un partido feo, en el que le costó encontrar su mejor versión -de hecho, no lo hizo-, pero el cómo importa poco cuando en la clasificación vale igual esto que ganar por 40 puntos en San Pablo. Vale igual, o más, porque metidos en la recta final de la liga regular, la diferencia entre ganar y perder puede significar quedar fuera del play off.

Para los locales el duelo era una final. Sus rivales por la permanencia tenían también choques complicados y casi se jugaba la vida. No es de extrañar pues que los de Edu Torres saliesen con un punto más de intensidad. Tanto es así que fueron ellos los que rompieron la igualdad a base de triples al final del segundo cuarto. Scepanovic y Vujanic, con esas canastas de las que duelen, con la posesión casi cumplida, hacían que Plaza se desesperase y que su equipo se fuera al descanso seis arriba (38-32) gracias a un segundo cuarto que en valoración fue 26-4. Un claro reflejo de que los visitantes no estaban haciendo las cosas bien. El técnico barcelonés intentó poner remedio volviendo poco antes del asueto a la rotación inicial -jugaron todos, hasta Cabanas, menos Sastre-, pero no había forma de dar con la tecla y lo mejor era llegar a los vestuarios cuanto antes.

Poca renta, sí, pero el Cajasol se había olvidado por momentos de defender como sabe y eso podía ser un problema. No es normal que Prestes se quedase solo más de dos y tres veces bajo el aro sevillano, que Asselin, ése que en la capital andaluza vagaba por la pista, le hiciese un par de mates a Savanovic en la cara, quizá acordándose de un pasado no demasiado lejano… No, ése no es el Cajasol que está quinto, luchando por derecho por el play off y que puso contra las cuerdas al todopoderoso Barcelona en las dos últimas citas de los hispalenses.

Algo debió decirle a sus hombres Plaza en el vestuario para, sin hacer su mejor baloncesto, ofrecer otra cara en el segundo tiempo. Simplemente con un poco más de intensidad atrás los miedos de los murcianos afloraron en el parqué y los visitantes volvieron a coger el mando del encuentro, aunque sin la confianza de otras citas. Y es que sólo el pundonor y la garra no son suficientes siempre para ganar. Los andaluces aplacaron a su rival simplemente ajustando mejor las marcas, con una zona que aparecía y desaparecía y con un Douglas que, en el tercer periodo, se marcó dos triples consecutivos que ponían por delante de nuevo a su equipo (44-46). También respondió a la confianza del técnico un Ellis -el que más jugó- que volvió a ser el anotador que necesitan los cajistas.

El duelo estuvo siempre igualado, pero como el Cajasol del año pasado, la dinámica negativa del Murcia pesa como una losa y los errores no forzados se multiplicaron. Tiros cómodos que se iban al aro, pases a nadie o al contrario… Demasiadas facilidades que, sin embargo, el cuadro hispalense sólo aprovechó a medias para llevar el duelo a un final igualado. Plaza intentó despertar a los suyos con una protesta enérgica que le valió una técnica. Recordaba al show de Comas en Vistalegre del año pasado, con Plaza en el otro banquillo, que acabó siendo un espaldarazo para que el equipo venciese en Madrid. Y volvió a ser efectivo.

Al último cuarto se entraba con 56-56, pero con la sensación de que el Cajasol había llevado el choque justo a donde quería. Porque los sevillanos se mueven esta temporada como pez en el agua en estos finales ajustados. Los murcianos dejaron de hacer el juego colectivo y rápido que venían ejecutando para perderse en individualidades que no llevaron a nada. Hasta Asselin, que cuajó un buen partido ante sus ex, se marcó un triple en busca del empate cuando tenía otras opciones mejores.

Calloway, Ellis, y Savanovic, a base de triples, dieron una pequeña renta a los andaluces (62-67 tras la canasta del serbio), que para los locales parecía un mundo. Y eso que Scepanovic, desde la línea de los 6,25 metros, puso a los suyos a uno, pero era un espejismo. Un parcial de 2-8 con Miso de líder acabó con el partido y la resistencia, casi numantina, de los locales. El Cajasol se encontró tarde, pero lo hizo en el momento justo para llevarse del partido un triunfo más, que es, al fin y al cabo, otro pasito hacia los play off. No fue el mejor partido, pero mejor ganar así que otra derrota honrosa que no suma.

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